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El príncipe Carlos de Inglaterra tiene veleidades extrañas. Algunas pueden incluso enternecer su imagen, oscurecida tras la muerte de Lady Di. Ahora, se sabe, les habla a las plantas. Se han conocido otros casos semejantes, pero prince Charles también les canta a las focas. Así lo confesó él mismo en un programa televisivo difundido ayer por la BBC británica.
“Cuando éramos pequeños –dijo prince Charles–, no se me olvida, mi abuela solía bajar con nosotros hasta las rocas y se quedaba allí mientras cantábamos a las focas. Era fascinante. Y lo interesante es que conforme cantábamos (los animales) se nos acercaban.” El heredero del trono británico recordó así una de la escenas de infancia en compañía de su abuela y su hermana, la princesa Ana, cuando solían entonar las estrofas de la canción Over the Sea to Sky desde las rocas ubicadas en torno del castillo de Mey, en Caithness, la costa norte de Escocia.
Durante la entrevista con la televisión británica, las únicas catástrofes que las reflexiones del príncipe de Gale abordaron fueron los pequeños coletazos de estrés causados por el frenesí de la vida moderna. El ritmo de vida de la pequeña localidad de Gales, dijo, es mucho más tranquilo frente a “un mundo cada vez más frenético, en el que el único objetivo es ir cada vez más rápido sin que uno sepa hasta cuándo va a ser posible”.
Tal vez hayan sido las focas, las canciones de su abuela o sus infatigables diálogos con las plantas los que provocaron algunos de sus párrafos más célebres sobre las causas de los conflictos “más graves del siglo XX”. Ante cámaras, explicó: “Creo que necesitamos recordar que somos parte de la naturaleza y que no estamos apartados de ella, y ése es, en mi opinión, uno de los problemas más graves del siglo XX”.
En la lista de tormentos no incluyó el nombre de su hijo, cuyas andanzas ayer fueron retratadas por la prensa británica. Algunos miembros de la familia real, dijo la edición dominical del Sunday Express, temen que el príncipe Enrique de 20 años despilfarre su fortuna con su novia. El 15 de septiembre, día de su cumpleaños, recibirá un legado de 4,9 millones de libras, unos 7 millones de euros, de parte de su bisabuela. Podrá disponer del dinero “como le apetezca”, según los medios.