SOCIEDAD
ENCEGUECIDOS
Según las más elementales normas de convivencia, está prohibido pegarle a una persona con anteojos. Pero nada dicen sobre golpear a un ciego. Esta mecánica de pensamiento guió al colectivero de la línea 102 que trompeó a un ciego que quería ser su pasajero. El discapacitado, que subió en Paraná y Corrientes, tenía vencido el carnet para viajar gratis, lo que razonablemente podría no haber notado. El chofer exigía que pagara boleto, lo que originó la violencia. Los que vieron el pugilato aseguran que el colectivero, pese a que iba de local, no tuvo el monopolio del puño. Los bifes fueron parejos, a tal punto que la policía les abrió una causa penal por “lesiones mutuas”. Por lo general, este tipo de casos terminan archivados porque las indemnizaciones se complementarían. Pero en este dechado de guapeza, la ceguera del contrincante puede jugar en contra del chofer.