Martes, 27 de marzo de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › OPINION
Por Juliana Marino *
Desde que en Argentina los derechos de las mujeres se fueron convirtiendo en materia de las acciones de gobierno, las militantes políticas y las de las ONG especializadas nos empeñamos en convertirlas, a través de pactos no escritos y lealtades ideológicas, en políticas de Estado al servicio de todas las mujeres y a salvo de ministras imprudentes. Cuando a pedido de muchas de nosotras y por su trayectoria Virginia Franganillo asumió la Dirección de la Mujer del Gobierno de la Ciudad, llevó allí ese espíritu, tratando de enmendar un organismo fragmentado, desprofesionalizado, con abordajes inapropiados para atender los temas de violencia y con escasa capacidad para intervenir en la agenda de gobierno y en la agenda social.
No puede decir la ministra de Derechos Humanos y Sociales del Gobierno de la Ciudad, Gabriela Cerruti, que se le “pidió” a la funcionaria apartada “que aportara ideas creativas y que respondió que no quería colaborar hasta el 3 de junio”. Falta a la verdad, desconoce la temática de la mujer y politiza irresponsablemente un área que siempre tratamos de preservar.
Virginia Franganillo propuso, llevó adelante y dejó en marcha la ampliación del presupuesto del área, que tuvo que ser impulsada por el bloque del Frente para la Victoria con el apoyo de las legisladoras de la Comisión de la Mujer, y que, aunque fue votada, ha sido eliminada en el presupuesto anual, como también fue suspendido el plan de obras y mejoras edilicias.
Priorizó la modificación de la política en materia de violencia de género (75 por ciento de las 300 profesionales y trabajadoras se dedican a atender esta problemática), buscando la transformación de un modelo asistencial propio del modelo privado de atención psicológica por los propios de un abordaje de la violencia desde el sistema público. Así, impulsó la creación por decreto de un Observatorio (que dirige el Dr. Jorge Corsi y que preside honorariamente la Dra. Eva Giberti), así como también la creación de un Sistema Unico de Atención, que articula protocolos de atención consensuados internacionalmente. Todo ello hoy está en proceso de implementación.
Impulsó el tratamiento de problemáticas claves como el empleo y los medios de comunicación a través de la creación de observatorios en estas temáticas. En relación con el empleo, impulsó la incorporación de mujeres en actividades no tradicionales y la capacitación para ello, así como la creación de un centro modelo de formación en actividades de servicios personales. Todas ellas apuntan a los sectores más vulnerables de las mujeres.
En materia de salud, realizó una campaña para hacer visible la problemática cardiovascular, enfermedad emergente en las mujeres, y elaboró un proyecto para instalar experiencias piloto de atención con perspectiva de género dentro del sistema de salud.
En materia de campañas públicas, se difundieron los servicios de la dirección a través de la articulación con diferentes empresas y se instaló la responsabilidad de los varones ante la erradicación de la violencia de género (Todos x Todas).
Esta no es sólo la defensa de una excelente funcionaria, sino un reclamo para que las políticas de Estado no se conviertan en campo de batalla de la lucha electoral. Sólo se trata de que el jefe de Gobierno porteño cumpla con el presupuesto y dé continuidad a los diseños que con responsabilidad, generosidad política y sin especulaciones pusimos al servicio de la sociedad porteña.
* Diputada nacional.
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