Como si se tratara de un brote epidémico, un nuevo ataque con armas sembró el pánico en Estados Unidos. Esta vez fue en el edificio del Centro Espacial Johnson, de la NASA, en Texas, donde un hombre tomó dos rehenes, mató a uno de ellos y luego se suicidó. Una segunda rehén pudo escapar, ilesa, y fue hallada cuatro horas después atada con cinta de embalaje. La policía había rodeado y evacuado el edificio. El hecho ocurrió cuatro días después de que un estudiante surcoreano asesinara a 32 personas y luego se suicidara, en la Universidad Virginia Tech. Ayer, el presidente George W. Bush ordenó una investigación sobre aquella matanza, que incluya “recomendaciones para evitar tragedias similares”. Todavía no se había producido el ataque en la NASA.

“El sospechoso se disparó en la cabeza. Aparentemente murió en el instante”, dijo el capitán de la policía de Houston, Dwayne Ready, en una conferencia de prensa. “En el mismo piso había un rehén que recibió un disparo. Creemos que podría haber ocurrido en los primeros minutos de todo este suplicio. Y otro rehén (fue hallado) atado con cinta, pero ileso y revisado por nuestros paramédicos.”

La policía había evacuado y rodeado el edificio del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston apenas se supo que un hombre se había atrincherado en el segundo piso del edificio. Luego, un comando policial SWAT, especializado en intervenciones peligrosas, se apostó en el lugar con la intención de irrumpir en el caso de que fracasara la negociación.

Según informó la cadena de televisión CNN, un contratista empuñando un arma entró a la sala de conferencias en el edificio de comunicaciones e ingeniería de la NASA y les dijo a todos que lo abandonaran, alrededor de las 13.40 hora local, (17.40 GMT). De acuerdo con los testimonios, el hombre, rubio y de unos 50 años, disparó al menos dos veces antes de que el edificio fuera evacuado.

La NASA informó que las operaciones no fueron interrumpidas por el incidente. El Centro Espacial Johnson es sede del centro de control para las misiones de los transbordadores.

Ante una sociedad todavía sacudida por la masacre de Virginia Tech, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ordenó una investigación sobre el hecho, que incluya “recomendaciones” para evitar tragedias similares. Autoridades de los Departamentos de Educación, Justicia y Salud viajarán por el país y “me pasarán un informe con recomendaciones sobre cómo podemos ayudar a evitar tales tragedias”, anunció.

“Nunca podremos entender por completo lo que lleva a un estudiante a arrebatar las vidas de 32 personas inocentes”, aseguró Bush, refiriéndose al surcoreano Cho Seunghui, autor de la masacre. “He solicitado a las autoridades de los Departamentos de Educación, Justicia, Salud y Servicios Humanos (...) que participen en un estudio de las principales interrogantes que surgen de esta tragedia”, destacó. “Nuestra sociedad sigue luchando con la pregunta de cómo manejar individuos cuyos problemas de salud mental puedan convertirlos en peligrosos para ellos mismos y para otros”, agregó.

A pesar de que Cho fue descripto como un joven solitario y mentalmente perturbado logró adquirir dos pistolas y municiones y planear el ataque mientras seguía concurriendo a la universidad.