Ayer, en los tribunales de San Isidro, se asistió a una audiencia placebo. Cuatro peritos de parte convocados por la defensa aseguraron, cada uno en su especialidad, que el ADN de Carrascosa no aparecía entre los rastros de sangre tomados de la escena del crimen, que el acusado sería incapaz de asesinar a su esposa y que las pruebas de la pericia de La Gotita no fueron llevadas a periciar en recipientes lacrados. Por el ADN declaró la fundadora y ex directora del Banco Genético del Hospital Durand, Ana María Di Lonardo. La siguió el psiquiatra Ricardo Piaggio. Siguió el ex comisario Edgardo Russo, contratado para controlar la “cadena de seguridad” de las muestras de piel; y el médico forense Miguel Castro, quien acompañó a Russo en aquella oportunidad. Ambos pusieron en duda la validez de la pericia de La Gotita por la ausencia de lacres o cintas de protección. Castro admitió que no era especialista en química y que la defensa contrató al perito químico Osvaldo Troccoli tiempo después.

Que el ADN de Carrascosa no fue hallado en la escena del crimen es algo que ya se sabía, ya se suponía y estaba tácito en la imputación del delito. Las pruebas que se realizara el imputado ya habían dado negativo en relación con las muestras de ADN tomadas de la escena del crimen. De haber resultado de otro modo, sería otro el planteo fiscal, otro el de la defensa y seguramente no tendría sentido la presentación de la querellante.

Convocada por la defensa, Di Lonardo confirmó que el patrón genético de Carrascosa no coincidía con el recolectado de la escena del crimen. La especialista fue consultada a fines de 2003 por los abogados del acusado y ella sostuvo que fue quien recomendó que Carrascosa no se extrajera sangre hasta que no se presentara un informe final en el que se dijera que todo había sido analizado. La idea de la defensa ayer era despejar la sospecha de que la no presentación era una decisión de Carrascosa para evitar el estudio.

Siguió Piaggio, el perito psiquiatra que dijo que Carrascosa no era un hombre de acción, que se muestra perplejo ante situaciones de apremio, muy dependiente de la mirada del otro y de una estima muy baja.

El siguiente fue Edgardo Russo, ex comisario de Inteligencia de la Federal, que trabaja en el equipo de Raúl Torre, contratado por la defensa. Russo, junto con el médico forense Miguel Castro, asistieron a la pericia de La Gotita realizada por los expertos del Conicet de La Plata. El comisario y el médico cuestionaron las capacidades del equipo de especialistas en química del Conicet y del experto internacional Luis Ferrari, haciendo eje en la ausencia de lacrado en las muestras. Ambos presentaron una denuncia ante otra fiscalía de Pilar, que no detectó anomalías.