Dos hombres clave en las investigaciones del caso Skanska trabajarán ad honorem para el Boca de Mauricio Macri. Se trata de Guillermo Montenegro y Carlos Stornelli, juez y fiscal del caso de corrupción que desvela por estas horas al Gobierno. La dupla y otros hombres de trayectoria en la Justicia –todos ellos fanáticos xeneixes– integrarán una comisión asesora en seguridad deportiva, lo que seguramente generará especulaciones. “Cualquier conspiración cierra. Pero yo esto lo hago por Boca, no por Macri”, aclaró Montenegro al ser consultado anoche por Página/12.

Según explicó el club, a través de un comunicado difundido por su departamento de prensa, el objetivo de la comisión será “evaluar propuestas” para erradicar la violencia en las canchas y brindar a los asociados y público en general “mejores niveles de seguridad y comodidad”. El texto deja en claro que la comisión asesorará al presidente de Boca.

El mandamás del club es Macri. No obstante, es el vicepresidente primero, Pedro Pompilio, quien está a cargo ya que el candidato a jefe de Gobierno porteño pidió licencia para abocarse a la campaña proselitista.

La idea de crear un cuerpo de especialistas se aprobó en la última reunión de la comisión directiva, celebrada el último lunes. Pompilio no hizo otra cosa que trasladar una iniciativa consensuada dos semanas atrás por Pedro Antonio Orgambide, miembro de la comisión fiscalizadora de Boca, con Montenegro y Stornelli.

Además de los dos hombres que buscan establecer la ruta de las coimas en el caso Skanska –investigación que ya produjo tres bajas en el Ministerio de Planificación de Julio De Vido–, la comisión tendrá otros asesores conocidos: el coordinador de la Comisión Asesora de la Reforma Procesal Penal, Carlos Alberto Beraldi; los jueces Ariel Lijo y Raúl Plee; y el fiscal Gerardo D. Pollicita.

“Nos juntamos con Orgambide y ahí nomás surgió la idea”, dijo Montenegro en un breve diálogo telefónico con este diario.

–¿El caso Skanska le deja tiempo?

–(Se ríe.)... la verdad es que no tengo mucho tiempo para dedicarme a esto. Pero tampoco quiero borrarme. Quiero dar una mano donde voy todos los domingos con mis hijos. Yo en Boca tengo dos plateas y voy siempre con mis hijos.

–Usted sabe que serán inevitables las especulaciones políticas. Es el club de Macri, sucede diez días antes de las elecciones porteñas y, encima, usted está a cargo de una causa que altera el ánimo de la Casa Rosada...

–Si me lo hubiera ofrecido Macri habría razones para especular. Pero fue más un ofrecimiento nuestro hacia ellos. Algo así como un “úsennos, somos todos socios del club que podemos hacer algo con el tema seguridad”. Hablamos con Orgambide, que no sé bien qué cargo tiene en el club ni tampoco sé si es de la fracción de Macri. Aparte, yo estoy en Boca antes que Macri. Pero ya sé que van a querer explotar esto. Le repito: cualquier conspiración cierra.

–¿Recuerda exactamente cuándo se conversó del tema?

–Un jueves, de hace más o menos dos semanas. Orgambide nos invitó a tomar un café a la cancha. Creo que habían pasado los incidentes de River, y nos dijimos “por qué no tratamos de hacer algo más institucional en Boca”.

–¿Sabe si lo que sucedió allí también fue parte de la charla que Stornelli mantuvo con Aníbal Fernández?

–(Se ríe.) No sé de qué habla Stornelli con el ministro del Interior. Bueno, adiós, hasta luego.

La pregunta no fue ociosa. El Gobierno dijo que en aquella conversación, el fiscal, además de hablar de Scioli, mencionó a Macri. El vínculo no es nuevo: en el 2003, el presidente de Boca soñó con convertir al fiscal en procurador general porteño. Pero la idea no prosperó porque el entonces candidato de Compromiso para el Cambio fue derrotado por Aníbal Ibarra.