SOCIEDAD › CAYO UN CIELORRASO EN EL COLEGIO MARIANO ACOSTA

Ley de gravedad en el aula

Las clases quedaron suspendidas hasta el viernes en el tradicional colegio porteño. El accidente se produjo el fin de semana y por eso no hubo heridos. Revisan todos los cielorrasos de la escuela.

La caída de un cielorraso en un aula del colegio Mariano Acosta puso otra vez en el centro del debate el problema edilicio en las escuelas porteñas. El accidente no produjo víctimas porque se produjo durante el fin de semana, cuando no había alumnos en el establecimiento. Aunque los responsables del área de Infraestructura del Ministerio de Educación revisaron todos los cielorrasos y aseguraron que no hay riesgos de episodios similares, las autoridades de la cartera educativa resolvieron suspender las clases en los tres niveles de la escuela. En tanto, estudiantes y padres convocaron a una asamblea que se llevará a cabo hoy, en el horario de entrada de los turnos mañana y tarde.

El cielorraso que se cayó, en un aula donde cursan chicos de cuarto grado, había sido colocado hace apenas cuatro meses. Es parte de la obra que se lleva a cabo en el Acosta desde hace dos años. “No se cayó solo, porque hubiera estado mal colocado, sino por la impericia de un obrero que estaba haciendo una instalación eléctrica y transitó sobre el cielorraso, que no está preparado para soportar el peso de una persona”, explicó a Página/12 Mario Rocco, director de Infraestructura del Gobierno porteño.

Los cielorrasos de ese sector son de un material premoldeado (durlock), montado sobre rieles de aluminio. Fue colocado en todas las aulas del centenario edificio para bajar los techos y achicar el volumen, de manera que las aulas puedan calefaccionarse con mayor facilidad. Según explicó Rocco, la instalación eléctrica ya estaba realizada y lo que estaba haciendo la empresa Bricons SA –a través de una subcontratista– era colocar un tendido de alarmas contra incendios.

Los padres y alumnos del Acosta se enteraron del percance el domingo, a través de una cadena de correos electrónicos. Por eso, muchos chicos no fueron al colegio y los que asistieron, tras consultar con los docentes, resolvieron no ingresar hasta que se garanticen las condiciones de seguridad en todas las aulas. Ayer, las clases quedaron suspendidas.

Por la tarde, los inspectores de la Dirección de Infraestructura revisaron uno por uno los cielorrasos, para verificar si en alguno de ellos podría ocurrir lo mismo, y comprobaron que “todos estaban en perfectas condiciones”, confirmó Rocco. Según el funcionario, la reparación de la mampostería caída demandaría unas 48 horas.

La inspección concluyó que el resto de las aulas estaba en condiciones para dictar clases. Igual, la directora de Enseñanza Superior, Andrea Alliaud, resolvió suspender la actividad hasta el viernes inclusive.

Miembros del centro de estudiantes anunciaron que hoy, a las 8 y a las 12.30, se reunirán en asamblea junto a padres y docentes, para pedir garantías sobre las obras que se realizan en el establecimiento. “El techo se cayó ayer, pero si se caía hoy era una tragedia”, afirmó Martín, estudiante de cuarto año, miembro del centro estudiantil.

El Normal Mariano Acosta está ubicado en Moreno y Urquiza. Allí concurren 1800 alumnos de primaria, secundaria y enseñanza superior, en tres turnos. Allí se lleva a cabo una gran obra de recuperación del edificio, que comenzó hace dos años. En ese entonces también se generaron conflictos, primero, por el estado edilicio, y luego, a raíz de situaciones de inseguridad en la obra, según las denuncias de los padres.

Ahora, con las obras prácticamente concluidas, un accidente vuelve a generar preocupación por la seguridad de los alumnos.

Debido a que el edificio todavía estaba en obra, tampoco se había habilitado el establecimiento para que se votara en los comicios del domingo.

El docente Eugenio Rato dijo que lo que pasó fue “un milagro, porque podríamos haber estado dando clases nosotros y el domingo podría haber estado votando alguien” en el momento del accidente. Informó que “los docentes, el cuerpo directivo y el centro de estudiantes decidimos no dar clases hasta que no se revisen todos los techos, porque la empresa que los construyó es la misma, y nos tienen que garantizar que esto no volverá a pasar”.

Por su parte, Felipe Vegarreta, del centro de estudiantes, manifestó “una profunda indignación” por el accidente, afirmó que mientras se desarrollaron las obras de refacción hubo muchos inconvenientes, como fallas en los sistemas de calefacción, y se manifestó “agradecido porque no pasó nada”.

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El cielorraso de durlock se desplomó sobre los bancos en el aula que ocupa cuarto grado.
 
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