Martes, 5 de junio de 2007 | Hoy
Por Maximiliano Montenegro
El dólar en Brasil se desbarrancó en el último año y medio hasta el punto de tocar los 1,90 real. Una lluvia de divisas cae sobre los “países emergentes”, entre los que Argentina no es la excepción. ¿Es posible imaginar un dólar a 2,80 o 2,50 pesos? “No tendría sentido un dólar a esos valores. Argentina debe pensar en los niveles de empleo, en consolidar el crecimiento y en responder a la deuda social todavía pendiente”, responde Martín Redrado, titular del Banco Central, en un diálogo casual con este diario, durante un aparte de las Jornadas Monetarias y Bancarias que organiza la entidad.
El dólar baja en Brasil, en Chile, en todos los países de la región.
–¿Argentina es un caso raro en el mundo? –inquiere este periodista. “Argentina no es un caso raro en el mundo. Los países del sudeste asiático siguen la misma política. China también ha seguido esta política de flotación administrada. Y mal no les va”, afirma Redrado.
–¿Para qué sirve acumular reservas arriba de los U$S 40 mil millones?
–Las reservas son como el seguro de un auto. Se usa sólo en caso de accidente. Las reservas sirven como garantía ante un cambio abrupto en las condiciones financieras internacionales.
Redrado rechaza la idea de que la emisión de pesos por parte del Central para comprar los dólares excedentes en el mercado cambiario sea el origen de las presiones inflacionarias. “El Banco Central mantiene una política monetaria consiste con los actuales niveles de crecimiento. Los dólares que emitimos luego son absorbidos mediante Letras del Central. No pueden decir que esta política genera déficit cuasifical porque nuestro balance neto sigue siendo positivo”, explica. Por ahora, los ingresos que embolsa el Central por la colocación financiera de las reservas es mayor a lo que paga por los títulos que emite para retirar el excedente de pesos en circulación. “Si hay presiones inflacionarias no tienen que ver con la política monetaria, sino con una demanda que crece a niveles record”, asegura Redrado. Sea “pingüino o pingüina” el candidato oficial en octubre, no habrá modificaciones en la política cambiaria.
A la charla se suma Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía e invitado estrella de las jornadas del Banco Central. Antes de reunirse con el presidente Kirchner, no esquiva el diálogo: “El crecimiento de la economía argentina en los últimos años fue espectacular. No fue sólo un rebote posterior a la recesión, como decían algunos”.
–Las condiciones externas también fueron excepcionalmente favorables...
–Es cierto. Pero todo el mundo disfrutó de condiciones muy favorables. Y sólo un grupito de países logró crecer a los niveles de Argentina.
En materia de política cambiaria, Stiglitz se muestra más flexible que la administración K. Cuando se le pregunta por las diferencias entre la política de “dólar caro” en Argentina versus “dólar barato” en Brasil, sorprende con la respuesta: “La política de dólar alto fue formidable en una primera etapa. Tal vez en una segunda etapa sea necesario ser un poco más flexibles”, advierte.
No cree que la inflación vaya a espiralizarse. “Argentina está muy lejos de volver al pasado. Tener un 10 o 15 por ciento de inflación no significa que vaya a saltar de golpe al 100 por ciento”. Pero reconoce el problema entre “una demanda que se expande más rápido que la oferta”.
–Después de 5 años de crecimiento la distribución del ingreso continúa muy concentrada y todavía un tercio de la población es pobre.
–Las empresas generaron un colchón de ganancias. Los próximos deben ser años de recomposición salarial.
–En Washington no son pocos los que llaman populista a Kirchner.
–Llaman populista a quien responde a los reclamos de la gente. Kirchner ha tomado decisiones trascendentales, como la renegociación de la deuda o deshacerse el FMI.
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