SOCIEDAD › OPINION

Sobre el macrismo y la educación sexual

 Por Ana María Suppa *

Mentir deliberadamente acerca de quiénes somos, qué hacemos y qué pensamos verdaderamente o, en su defecto, ocultar intencionalmente aquellos aspectos de nuestra biografía política que no nos favorecen de cara al electorado son parte de la metodología inescrupulosa que el candidato Mauricio Macri utiliza para captar votos. Pero su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, no se queda atrás.

Para indignación de quienes presentamos a comienzos de 2004 un proyecto de Ley de Educación Sexual Integral en la Legislatura porteña, el cual constituyó la base y también –es preciso subrayarlo– el fondo del texto sobre este particular que finalmente se convirtió en ley de la ciudad a fines de 2006, la diputada Michetti ahora afirma públicamente que esta importantísima norma fue sancionada por mérito del macrismo y, en especial, de sus compañeros de bancada Santiago de Estrada y Marcos Peña.

¿Acaso no fue ella quien en los inicios del debate de nuestro proyecto participó de un programa televisivo conducido por Mariano Grondona –al cual curiosamente los autores de la iniciativa no fuimos invitados y hasta se nos prohibió el ingreso a los estudios para ejercer nuestro natural derecho a réplica– donde manifestó su oposición cerrada a la ley de educación sexual?

¿Habla la diputada Michetti del mismo Santiago de Estrada que, en su carácter de vicepresidente primero de la Legislatura, sistemáticamente obturó la sanción de esta ley a través de maniobras varias destinadas a dilatar su tratamiento? ¿Del que alentó la realización de una ronda de debate supuestamente democrático donde, en nombre de un concepto absolutista de la patria potestad que niega a nuestros hijos e hijas su condición de sujetos con derecho a la información, los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad desfilaron y se abloquelaron para decirle no a la educación sexual sin ahorrarse, en algunos casos, el dudoso gusto de insultar a quienes la defendíamos? ¿Del mismo legislador que reunió diez mil firmas para convocar a una audiencia pública para discutir la necesidad o no de una ley que la inmensa mayoría de nuestros ciudadanos venía reclamando hacía tiempo?

¿Se olvida la diputada Michetti que su otro compañero de bancada, Marcos Peña, siendo presidente de la Comisión de Educación, sólo otorgó luz verde para destrabar el tratamiento de esta ley –que a pesar de tener dictamen favorable de dicha comisión parecía destinada a dormir el sueño de los justos–, cuando el respaldo abrumador a la misma por parte de la opinión pública obligó a nuestra jerarquía eclesiástica –y consecuentemente también al propio macrismo– a reconocer, por fin, la necesidad de una ley que proteja a nuestras niñas, niños y jóvenes del abuso sexual, los embarazos no deseados, los noviazgos violentos y las enfermedades como el sida?

La diputada Michetti, que antes denostaba la ley de educación sexual que sus opositores políticos impulsamos, hoy no sólo la elogia sino que pretende reivindicarla como un logro legislativo del macrismo. ¡Cuánto oportunismo!

* Legisladora porteña (Frente para la Victoria).

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