Viernes, 22 de junio de 2007 | Hoy
EL PAíS › CIERRE DE MACRI
Una seguidilla de acciones de campaña realzadas por los cronómetros y el powerpoint.
Por Werner Pertot
Los papelitos amarillos se elevaron y bañaron como tormenta cada rincón de la sede de PRO, cuando entró Mauricio Macri. Ojeroso tras sus “24 horas de acción” en tiempo real, ensordecido por los cornetazos de sus seguidores, se sentó en el sillón que lo esperaba como un refugio. Desde allí, ofició de presentador: pasó un powerpoint con las postales de campaña, presentó a votantes que lo apoyaban y cerró con un brevísimo discurso. Con las encuestas a su favor, no dejó lugar a errores y apenas si se molestó en contestarle a sus contrincantes: “No impactó la retórica de los noventa, porque los protagonistas de los noventa fueron ellos”.
En la entrada de PRO, un manojo de banderas argentinas con el símbolo del partido estampado se destacaban entre la multitud. No eran parte del cotillón oficial, amarillo hasta el espanto. Las portaba un cincuentón de bigotes, que se había quedado sin vender nada el 3 de junio en las puertas del bunker macrista, ubicado en el monumental “Che Tango” de La Boca. Pero ser vendedor ambulante no debe ser PRO, porque a los pocos minutos se le acercó un macrista canoso, de estricto traje negro.
–¿Cómo las vas a vender? ¡Las tendrías que regalar! ¡¡No venderás una puta bandera más!! –lo increpó.
–Bueno, me quiero ganar unos pesos... –intentó explicar el vendedor.
–Vamos, circulaaaaando, porque si no vas a tener un problema. Acá no te quiero ver más y tampoco en “Che Tango” –lo amenazó el macrista, hasta que se retiró. Otra vez, sin haber vendido ni una banderita.
Adentro, todo era fiesta, matizada con cornetas de cotillón y papelitos amarillos que decían “Vamos Mauricio”. “Los veo mucho más contentos que en 2003”, dijo Michetti al recibir los aplausos. “Queremos recuperar sobre todo la inclusión de los que no se sienten parte de esta maravillosa ciudad”, dijo. Le respondió una andanada de cornetas y un cantito de marcha, que se volvió acéptico, al estilo PRO:
–Hay que saltaar, hay que saltaaaar... el 24, vamos a ganaaaaaaar.
“Bueno, bueno”, los frenó el diputado de licencia, quien tocó la campanita para dar por terminadas las “24 horas de acción”, que inició con un cronómetro PRO en la mano. Las recordó a través de un powerpoint. Allí se vio la recolección de basura que encabezó el diputado Cristian Ritondo (que rompió el record de presentismo a lo largo de las 24 horas). El líder de PRO se sumó a medianoche para pintar un mural con el grupo “Acción Sin Techo”. Volvió por la mañana a escuchar una clase sobre adicciones, que fue interrumpida por un hombre pasado de copas que se trepó a un monumento y gritó: “¡Hay que votarlo a Mauricio, que va a ser presidente!”. Macri terminó el maratón con la construcción de una rampa en la vereda para personas con discapacidad.
Luego marchó al acto de cierre, en el que presentó a “Diana, Gastón y Adriana”, tres votantes que se dedicaron a apuntalar el perfil moderado, de propuestas de salud y educación, que le indicó el marketing de su comando de campaña. “No quiero escuchar más hablar del pasado, quiero un presente mejor”, señaló Adriana, cirujana infantil, mientras que Gastón, un joven cardiólogo enfundado en su campera verde del SAME, pidió “un hospital eficiente” y se mostró “impactado por una campaña tan limpia”. Por último, con su guardapolvo blanco, Diana dijo creer “que Mauricio también quiere la educación pública, no como se ha dicho”.
Macri los escuchaba a pura sonrisa. Les dedicó un breve discurso –el cronómetro PRO marcó 04:37:65–, en el que le recriminó al progresismo que “enarboló las banderas de la igualdad de oportunidades, pero la igualdad nunca llegó”. “Vamos a pedir un votazo para confirmar el cambio”, dijo.
–Te queremos, Mauri, te quereeeeemos –lanzó el club de fans de “Gaby”. En un aparte con la prensa, sostuvo que Filmus “terminó copiando nuestras propuestas. El otro día lo vi en la tele y ¡hasta las mismas palabras usaba!”. Y consideró que “la gente no divide entre derecha e izquierda”. Luego se acordó de las cuentas en la ciudad y le pidió a Telerman que no deje “ningún muerto en el armario”.
Macri comentó su opinión sobre el Espacio de la Memoria en la ESMA y criticó el traslado de las escuelas navales que culminará en septiembre de este año. “Ya lo hemos dicho. Para nosotros era más lógico que conviviera la juventud con el sitio de la memoria”, dijo sobre el traspaso de los cadetes. “¿Qué culpa tiene un chico que empieza a estudiar a los 18 años de lo que pasó penosamente en el país hace 30 años?”, se preguntó el empresario. “Pero se llevó a cabo contra nuestra opinión y de muchos sectores de la sociedad”, dijo.
Hasta ahora, PRO no difundió cuál será su proyecto en derechos humanos. No existe en su plataforma ningún apartado sobre ese tema. Por su parte, Gabriela Michetti aseguró que “todo lo que tenga que ver con espacios de la memoria por los hechos de violencia y de terrorismo de Estado va a ser respetado”. “No tenemos diferencias con lo que se ha venido haciendo, más allá que lo del traspaso de la ESMA lo hubiéramos hecho distinto”, aseguró. Y se retiraron, sobre una alfombra de papelitos amarillos.
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