El Senado uruguayo rechazó el proyecto para despenalizar el aborto en el país. Las caras largas y en silencio en los movimientos de mujeres contrastaban con los abrazos disimulados de las organizaciones católicas que colmaron el recinto. El Frente Amplio no alcanzó los 16 votos que requería para aprobar la iniciativa. Y la oposición, integrada por el Partido Nacional y el Colorado, captó los 15 votos que necesitaba para llegar a un empate y parar la sanción del proyecto.

Finalmente, los senadores del Frente Amplio cumplieron con lo que habían adelantado a medios locales. Carlos Baraibar y Alberto Cid decidieron rechazar la iniciativa en un claro alineamiento con la postura del presidente uruguayo Tabaré Vázquez, quien había adelantado que iba a vetar el proyecto en caso de convertirse en ley. En tanto, el legislador del Partido Nacional Washington Abdala abandonó el recinto ante la negativa de los legisladores de someter a referéndum el proyecto de salud sexual y reproductiva, que en uno de sus capítulos proponía la despenalización de la práctica.

Estos movimientos condenaron a la derrota el proyecto. Para aprobarlo, el oficialismo requería de mayoría simple, es decir, 16 sufragios. Al final, tanto la oposición como el Frente Amplio consiguieron 15 votos, lo que según las normas legislativas uruguayas significa tratamiento negativo de la iniciativa. De esta manera, finalizó el debate de un proyecto que había arrancado el martes pasado. Se trató de un comienzo marcado por negociaciones de último momento y por números preliminares que vaticinaban el final. La sesión fue suspendida el martes por la noche cuando una amenaza de bomba obligó a desalojar el recinto y a llamar a un cuarto intermedio hasta ayer a las 10.

El proyecto habilitaba a las mujeres a decidir practicarse un aborto hasta las doce semanas de gestación. Para ello, era “suficiente” con que la mujer alegase ante un médico “circunstancias derivadas de las condiciones en que ha sobrevivido la concepción, situación de penuria económica, sociales, familiares o etarias (de edad)”, que le impidieran continuar con el embarazo. Si la gestación era mayor a los tres meses, la iniciativa contemplaba la posibilidad de realizar la intervención cuando el embarazo pusiera en riesgo la vida de la mujer o el feto no tuviera posibilidad de sobrevida extrauterina.

La votación no generó reacciones efusivas ni gritos por parte de ninguno de los grupos. El presidente de la Cámara había amenazado con desalojar a los presentes si provocaban disturbios. Sólo se vieron los pulgares para abajo de integrantes de organizaciones de mujeres. Afuera del recinto, las organizaciones de mujeres reclamaron la realización de una consulta popular sobre este asunto. Una encuesta reciente marca que el 65 por ciento de la población uruguaya está a favor de la legalización del aborto.