Viernes, 25 de junio de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › TESTIMONIO DE FAMILIARES DE LOS MUERTOS POR LA REPRESION
Nicolás Carrasco tenía 16 años. Lo ayudaba a su papá con el trabajo de plomería. Sergio Cárdenas tenía 29 y era cocinero del Llao Llao. Sus familias coinciden: los mató la policía.
Por Carlos Rodríguez
Desde San Carlos de Bariloche
“Mi hijo no estaba participando de la manifestación y tampoco lo mató una bala perdida, como dicen algunos. A Nicolás lo asesinaron a mansalva los del Grupo BORA”, de la policía de Río Negro. Ricardo Carrasco, el papá de Nicolás Carrasco, de 16 años, otro de los chicos asesinados durante la represión que siguió a la muerte de Diego Bonnefoi, dijo que siente “bronca e indignación” frente a las marchas en apoyo de la policía, luego de los sucesos ocurridos la semana pasada en esta ciudad. Padre e hijo trabajaban juntos, como plomeros, y el jueves por la noche, cuando fue asesinado, Nicolás se dirigía a la casa de su novia y acertó a pasar por el medio de los incidentes, según le comentó a Página/12 su tío, Juan Carlos Curaqueo, secretario gremial de la filial local de ATE.
Un relato similar, en cuanto a las circunstancias en que lo asesinaron, hizo ante este diario Karina, la viuda de Sergio Cárdenas, de 29 años, la tercera víctima de los episodios que conmueven y dividen a la sociedad local. “Sergio trabajaba en la cocina del Hotel Llao Llao (uno de los símbolos del Bariloche turístico) y había pedido dos días de licencia. El jueves del partido de Argentina (contra Corea del Sur), Sergio se quedó en casa con nuestros dos hijos, mientras yo me fui a trabajar.” Después del triunfo de la Selección por 4 a 1, “mi marido bajó hasta el centro, con los dos chicos, para participar de los festejos que se hicieron ese día”.
En la tarde del jueves, Sergio y Karina se dirigieron hacia la zona de Onelli y Sobral, donde se produjeron los incidentes entre manifestantes y policías. “Fuimos porque nos llamó mi mamá, diciendo que tenía mucho miedo porque se escuchaban tiros y corridas muy cerca del lugar donde ella vive.” El matrimonio se dirigió al lugar en su coche, acompañados por su hijo de cinco años, mientras que a la nena, que tiene 12 meses, la dejaron en casa de unos amigos. Como era imposible transitar con el auto, Karina volvió a dejarlo en su casa, llevándose al niño, mientras que Sergio intentaba llegar hasta la vivienda de su suegra.
Karina llevó a su hijo hasta el club donde practica básquet y volvió a intentar llegar a la casa de su mamá. “Apenas llego, mi hermana me dice que Sergio estaba internado en el hospital. Todos me intentaban tranquilizar diciendo que seguramente no era nada, alguna bala de goma o una perdigonada.” Cuando llegó al Hospital Ramón Carrillo, le preguntaron por quién venía y cuando lo nombró a Sergio, le dijeron que esperara, que ya la atendía el médico. “Me tuvieron esperando un largo rato, mientras seguía llegando gente herida. Estuve esperando un rato largo, hasta que vino el médico y me dijo que Sergio había llegado muerto al hospital. Yo también me quería morir. Después me dijeron que Sergio había visto a unos chicos que estaban en medio de todo ese lío que había en Onelli y se metió para ayudarlos a salir. Ahí fue cuando lo mataron.”
“Yo no participé de ninguna de las marchas que se hicieron. No me gusta la violencia, pero quiero que se haga justicia, que se castigue a los culpables, que estoy convencida de que son policías. Yo no quiero venganza, quiero justicia verdadera. No estoy contra la policía sino contra los policías asesinos, contra los jefes que dieron la orden de tirar. Quiero que mis hijos tengan una respuesta de la Justicia, para que se eduquen sin odios, sin rencores”, aseguró Karina en diálogo con Página/12.
Por su parte, el padre de Nicolás Carrasco está indignado por las cosas que se dicen de su hijo y cómo algunos “parece que quieren justificar que haya sido asesinado”. Incluso manifestó su desacuerdo con el desmantelamiento de la comisaría 28ª, luego de los sucesos. “Hicimos mucho para tener una dependencia policial, pero la llenaron de inútiles, de policías que sólo sirvieron para hacer daño.” Recordó que su hijo Nicolás “ya había sido maltratado otras veces por esos mismos policías”.
Ricardo Carrasco aseguró ante los periodistas que su hijo “murió acribillado por cuatro efectivos” del BORA que estaban “encapuchados y con escudos. Lo encerraron y le dispararon en forma directa. Confirmó que Nicolás estuvo ese jueves en su casa, hasta las 16.30, cuando salió a buscar a su novia, que vive en el barrio 2 de Abril, cercano al lugar de los incidentes. “Me da mucha indignación escuchar a la gente que habla de manera desubicada. Hoy yo tengo la desgracia de salir a pelear por mi hijo porque lo mataron en forma muy injusta”, sostuvo.
Dijo que Nicolás “quedó en el medio de los grupos del BORA que encerraban a los chicos y tiraban. Eran dos los grupos y tiraron apuntándole, no fueron tiros al aire ni balas perdidas. Lo ejecutaron directamente, no sabía para dónde correr. Ahora nos meten a todos en la misma bolsa. Hay que preguntarle al que mató a mi hijo si es capaz de ponerse en mi lugar”. Ricardo se pregunta ahora “quién fue el que dio la orden de disparar contra la gente”. “¿Quién se hace cargo de la muerte de mi hijo? Para mí fueron los cuatro que lo arrinconaron contra una puerta.”
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