Jueves, 8 de julio de 2010 | Hoy
Ayer, en Bariloche, se hizo una inspección ocular en los dos lugares donde fueron atacados a balazos –por la espalda– el chico Nicolás Carrasco, de 15 años, y Sergio Cárdenas, de 29. El abogado Rubén Marigo, que representa a la familia Cárdenas, le dijo a Página/12 que con la conducción del juez Martín Lozada y del fiscal Marcos Burgos, se hizo “una especie de reconstrucción de cómo ocurrieron los hechos”, con la participación de testigos presenciales de los dos casos.
Marigo sostuvo que “Cárdenas tenía un perdigón de plomo en la espalda, y el chico Carrasco tres perdigones en la espalda y dos en las piernas”. Dijo que son “perdigones de 0,8 centímetros, iguales a los que disparan las escopetas 12,70 que utiliza la policía de Río Negro”. Uno de los trámites fue en Onelli y Sobral, donde hirieron a Carrasco, y el segundo a una cuadra y media de allí, por Sobral, donde Cárdenas cayó muerto.
“Por eso le hemos pedido al juez que secuestre todas las armas y que establezca cuáles de ellas fueron usadas por los agentes policiales el 17 de junio.” El letrado sostuvo que además de las tres muertes “tenemos información que dice que hubo entre 22 y 25 heridos, algunos de ellos con balas de goma y otras de plomo”. Algunas denuncias “todavía no se hicieron y sabemos de un chico que recibió cinco perdigones en la cara”.
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