Anoche seguía tomado por sus alumnos el colegio Nº 3 Mariano Moreno, en el barrio de Almagro, en reclamo de mejoras edilicias (“la araña del salón de actos cuelga de un cablecito, y no hay ascensor ni rampas para alumnos con problemas motrices”, contaban los estudiantes); viandas en buen estado (“hay chicos que vienen sin desayunar...”); becas en tiempo y forma (“recién empezaron a pagarlas”) y el reclamo de fondo porque “el Gobierno de la Ciudad bajó a la mitad el presupuesto para los edificios y ni siquiera lo ejecuta”. La toma había empezado a las 7.30 de la mañana y continuará hasta el mediodía de hoy, cuando los alumnos se unirán a la marcha dispuesta por la Coordinadora de Estudiantes Secundarios. Durante su permanencia, los chicos organizaron cine-debate con La noche de los lápices y otras películas, y talleres de tango, folklore y clown, “para que cada uno transmita a los compañeros lo que sabe”. Además dispusieron una comisión de seguridad “para cuidar a los compañeros de los primeros años y prevenir desmanes”. Recibieron el apoyo de chicos de otros colegios.

“Nos sacan presupuesto. Los colegios se caen”, decía uno de los carteles fijados por los chicos. Magalí –del Centro de Estudiantes del Mariano Moreno– destacó que “nuestro reclamo principal, más allá de las situaciones del colegio, es porque el Gobierno de la Ciudad recortó un 50 por ciento el presupuesto para mantenimiento edilicio, y de lo que dejó sólo ejecutó el uno por ciento. A cambio, aumentó un 167 por ciento el presupuesto para la educación privada”.

En cuanto a los reclamos por el Mariano Moreno, incluyen la preservación del centenario edificio –de belleza arquitectónica impresionante–, en especial el arreglo del salón de actos, afectado por la humedad y donde la araña cuelga peligrosamente de un solo cable. Otra queja es porque “como el ascensor no anda y no hay rampa para discapacitados, las personas con dificultades motrices no pueden ir a los pisos superiores”, observó una alumna.

Y el problema de las becas: “Recién a esta altura del año las empezaron a pagar; hay más de 150 becados que realmente lo necesitan”, señaló Fortunato, otro de los participantes. Al Mariano Moreno, ubicado en Rivadavia y Loria, concurren alumnos de distintos sectores sociales, algunos de ellos provenientes de la Villa 31. Por esto mismo son importantes las viandas: “El colegio recibe 250: son pocas, porque hay chicos que vienen sin desayunar; y a veces la comida no está en buen estado”, dijo Fortunato.

Vinieron a apoyar la toma chicos del Mariano Acosta, el Cortázar, el Avellaneda. El cercano colegio Confederación Suiza estuvo tomado de martes a viernes de la semana pasada, y uno de sus alumnos, Joel, presente ayer en el Moreno, contó que “gracias a la toma, empezaron a arreglar los baños y a reparar las fugas de gas”.

Durante la ocupación, iniciada a las 7.30, se dictaron algunas materias, por decisión de sus docentes y alumnos, y continuaron actividades docentes como la orientación a alumnos con materias previas y reuniones con padres para entrega de boletines.

Los alumnos organizaron cine-debate con películas como La noche de los lápices, Memoria del saqueo y La rebelión de los pingüinos, sobre la lucha de los estudiantes secundarios chilenos. También armaron talleres de folklore, tango, clown y magia, “para que la toma tenga contenido, que no sea estar al pedo, y que cada uno aprenda a transmitir a los compañeros lo que sabe”, explicó Magalí, luego de sacarse la nariz de payasa del taller de clown. Estas actividades aprovechan la enseñanza de los talleres que funcionan en el colegio a contraturno, que incluyen también Poesía, Ajedrez y el Taller de la Memoria, cuya cartelera en el hall central incluye un “homenaje a los trece compañeros del Mariano Moreno detenidos-desaparecidos en la última dictadura”.

Los chicos también dispusieron un “aula de zapada”, adonde llevaron guitarras, un saxo y un violín. Mientras se disponían a pasar la noche en el cole, Agustín, también del Centro de Estudiantes, observó que “tenemos una comisión de seguridad, para prevenir desmanes y cuidar a los compañeros más chicos, de primero y segundo año”.