SOCIEDAD › EL PROBLEMA DE LAS LICENCIAS

Cuidar a los mellizos

 Por Soledad Vallejos

Desde que empezó el otoño, los mellizos, una niña y un niño de un año y diez meses, van de gripe en fiebre y otra vez en gripe. “Nunca se termina de curar uno que ya se contagió el otro”, explica Paula L., y agrega: “Nada grave, pero hay que cuidarlos”. Precisamente allí se anuda el problema: ella y Silvia Q. se casaron en septiembre del año pasado; sus hijos nacieron en julio de 2009. En los papeles, son exclusivamente hijos de Paula. Ante su trabajo, Silvia no pudo acreditar en todo este tiempo que sus hijos son sus hijos. “Por más que presente la partida de casamiento y los papeles que fuimos juntando en nuestros años de estar juntas, o los certificados de la pediatra, que nos extiende certificados que explican que las dos nos ocupamos de la salud de los chicos y los menciona con los apellidos de las dos.” Por eso, Silvia, que es docente en un establecimiento porteño, al igual que Paula, no puede pedir licencia por enfermedad de los hijos.

–Los compañeros de la escuela tienen la mejor voluntad, pero las órdenes administrativas son no aceptar el pedido de licencia –explica Paula–. En lo que va de 2011, ya pasé 11 días de licencia de corrido y ni siquiera llegamos a julio. Puedo pedir un máximo de 35 días en todo el año. Además, el nene tiene convulsiones por fiebre: no es grave, pero si convulsiona tengo que salir a la guardia sí o sí. Si estoy sola con los dos bebés, no puedo. Cuando el enfermo es él, Silvia se tiene que quedar sí o sí. Entonces falta a la escuela. Puede solucionarlo algunas veces pidiendo un día por trámite personal, pero es mucho más acotado que una licencia para cuidar a tu hijo enfermo. Es absurdo: para cuidarme a mí sí puede tener días, pero para nuestros hijos no.

–¿No hay ningún otro resquicio?

–Hay un trámite de excepción, del que se enteraron unos compañeros de la escuela cuando Silvia insistía porque necesita los días. Alguien llegó a Legales, averiguó, y se enteró de que, si explicás la situación, te pueden hacer una excepción en la que te autorizan a quedarte a cuidar a los hijos de tu cónyuge. Pero no es el caso: son hijos de las dos, no solamente de una. No tiene que ser una excepción. Claro que Silvia lo puede intentar porque necesita los días de licencia, que por otra parte tarda muchísimo en ser concedida. Pero no es la solución.

–Es el segundo año que se encuentran ante el problema.

–Sí, y este año el director estuvo más abierto a tratar de solucionar las cosas. Pero ése es también un asunto importante: lo que suceda depende de la buena voluntad de la gente que está alrededor, o en lugares clave. El año en que nacieron los bebés, al mes de vida la nena tuvo una situación de ahogo. Terminamos en terapia intensiva cinco días, y teníamos al nene en casa. Esos cinco días Silvia faltó y se los mandaron a descuento. Y por primera vez en su historia de docente tuvo faltas injustificadas, y lo reflejaron en la evaluación de fin de año. Eso pesa porque te bajan puntos por inasistencias injustificadas. Todo por faltar porque tenía a su hija internada en terapia intensiva. Pero eso fue antes del matrimonio igualitario. Hasta el matrimonio no existía ni viso de arreglo. Ahora sí.

–¿Qué pasó cuando intentaron anotar a los chicos como hijos de las dos?

–Fuimos después de nuestro casamiento. Sabíamos de antemano que podía ser difícil. De arranque, en el Registro Civil nos dijeron que no se podía.

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