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En octubre cumplió un año en la calle; sus cinco mil ejemplares bimestrales, gratuitos y distribuidos por todo el país suelen agotarse. Por eso, Tiempo de roller comparte también sus contenidos en una página web. “Empezó porque, como alumna, me enganché con el ‘mundo roller’. Y hablando con mi profesora surgió la inquietud de por qué no crear un espacio donde se pueda volcar la información que por ahí ya estaba disponible pero a la que no había acceso”, explica Soledad Escandón, alma mater de la publicación. “Lo fundamental era no llegar sólo a la gente que ya practica, sino también a otra que por ahí no conoce y se puede interesar.”

En el relato de Escandón, la noción de “mundo roller” también recrea un universo de “gente que se autoconvoca para salir juntos a patinar”, que suele encontrarse “por redes sociales, vía Facebook”, y no necesariamente a partir de coincidir en un espacio físico. Esos grupos, a veces, generan lazos fuertes, arman comunidad. “Y a la vez cada comunidad tiene un nombre, un logo, una web. Están bastante organizadas. Y cada una, cuando cumple un año, suele festejar y armar salidas especiales.”

“Recreativo, social y deportivo”, ésos son los tres grandes rasgos del patín en línea según la patinadora que descubrió un nicho todavía en desarrollo y decidió abrir el juego. “Además de que por cada disciplina escribe una persona especializada, queremos sumar gente. Por eso damos consejos, por ejemplo, sobre mantenimiento y cuidado de patines, o tips para ciertas técnicas”, pero también generar comunidad con otras actividades. “En septiembre hicimos una carrera en el KDT. Fue nuestra primera carrera en una pista, aunque de bicicletas, porque estamos habituados a patinar en la calle, porque acá no hay pistas especiales.”

–¿Existe un mercado consolidado para la revista?

–De momento, los ingresos nos alcanzan para cubrir los gastos y lo seguimos por amor a la disciplina.