“No dudo de que hay gente que actúa por sus convicciones religiosas. Pero me permito sospechar de los grupos pro vida. Siempre tomo el caso de la diputada (Cynthia) Hotton, que estaba en contra del matrimonio igualitario y defendía la familia de mamá y papá, y resulta que su marido tenía una cadena de hoteles vip en el sur que se anunciaban como ‘gay friendly’. En Corrientes, uno de los médicos que es profesor de la Facultad de Medicina y en las cátedras dice ‘no al aborto’, es uno de los que tienen una clínica vip para hacer abortos y a donde van las que tienen plata. ¿Por qué ese doble discurso? Para que ellos puedan sostener su negocio, que se basa sobre la clandestinidad. La Hotton defendía el negocio de su esposo”, dice la diputada Araceli Ferreyra.