“Me dan mucho asco, y asco la gente que los tapó, que los protegió, que los apañó, porque detrás de ellos tiene que haber algún responsable”, dijo ayer Miriam Rodríguez, hija de Santa Gladys Lemos, cuyo fallecimiento permitió procesar a los tres enfermeros. Ella y su madre fueron visitadas ayer por el ministro de Salud de Uruguay, Jorge Venegas, quien escuchó sus reclamos de justicia y mejor trato a pacientes y familiares en los hospitales. Venegas le prometió “hacer todo lo posible para que las cosas cambien y mejoren” antes de retirarse, sin hacer declaraciones.

Santa Gladys, de 74 años, iba a ser dada de alta, lo que contraría la afirmación de Pereira sobre el supuesto asesinato por “piedad”. Tras doce días de internación en el Hospital Maciel por un coma diabético, el lunes 12 por la mañana, cuando salía de alta, se descompensó. “En la tarde sale al rato un doctor y nos dice que Santa Gladys está mejor, habla, se sonríe y se va a ir para su casa.” Una hora después el médico les señaló que su madre empeoró. Minutos después falleció: “Le habían inyectado a ella lidocaína, que fue lo que le provocó la trombosis, pero hay otras sustancias que se siguen investigando”, dijo la mujer.