Domingo, 20 de octubre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › UN DIALOGO POR TELEFONO CON FRANCISCO DESDE ROMA
¿Qué estás haciendo?
–Rompiendo papeles.
–No rompas nada, debés entregar todo porque cuando mueras van a querer estudiarte.
–¿Quién? ¿Un psiquiatra?
–No, la Iglesia, porque ustedes ya son historia en la Iglesia, y no te irás de este mundo sin entregar todo.
–¿Es una orden?
–Sí.
El que hablaba era Jorge Bergoglio, el papa Francisco, que así dio por terminado el tema de discusión con Clelia Luro. El estaba en el Vaticano y ella en su casa, en Buenos Aires. Era uno de esos llamados telefónicos semanales que suele hacerle a su vieja amiga.
Esos “papeles” que Bergoglio pidió preservar son las cartas entre ella y el amor de su vida, el obispo Jerónimo Podestá. Son, también, las cartas entre ella y el Santo Padre que fueron compiladas en Las cartas de Clelia y Jerónimo Podestá. Testimonio de 50 años de lucha política y eclesial, que editó Hombre Nuevo. Ese libro –publicado en abril pasado– reúne el pensamiento de esa pareja que se atrevió a enamorarse pese a la prohibición de la Iglesia. Esta es la segunda edición: una primera versión más corta se publicó en 1973, pero tras la muerte del general Juan Perón fueron retirados de las librerías argentinas y fueron quemados en España.
“Jerónimo Podestá era un típico obispo nacido de los sueños del Concilio Vaticano II y traducido para las condiciones de América latina por Medellín (1968) y Puebla (1979). Ahí aparece un pastor y no una autoridad eclesiástica, pastor que se entrega con profundo empeño a sus hermanos y hermanas, se arriesga por ellos y nunca los abandona”, escribió en el prólogo el teólogo brasileño Leonardo Boff sobre aquel hombre que, perseguido por la Triple A, debió partir al exilio.
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