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Con el respaldo de Rusia al Protocolo de Kioto, la Argentina “se verá beneficiada con capitales extranjeros que posibilitarán avances tecnológicos en materia ambiental”, según afirmó el secretario de Ambiente de la Nación, Atilio Sabino.
De acuerdo con la explicación del funcionario, “los bosques –que abundan en algunas zonas del país– tienen la capacidad de absorber el carbono de la atmósfera, y a través de ellos los países pueden comercializar los denominados ‘bonos de captura de carbono’, una de las exigencias del protocolo, y esto traería inversiones al país”.
El convenio había sido aprobado en 1997 como un instrumento más de la Convención de Cambio Climático promovida por Naciones Unidas. Argentina lo suscribió en 2001. Pero para que entrara en vigencia debía ser firmado, al menos, por 55 países a fin de sumar el mínimo de 55 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono. Hasta ayer, el aporte de naciones adherentes llegaba al 44,2 por ciento. Pero con el aporte de la emisión rusa (17,4 por ciento) el mínimo requerido se superó y asciende al 61,6.