SOCIEDAD
En contra
Martín Caparrós, escritor: “Tal vez éste sea un paso más en el intento de convertirnos en españoles de segunda clase. Los que traducen todo son los españoles –baloncesto por basket, tortilla por omelette, Banco Francés por BBV–: quizá sus autoridades lingüísticas suponen que, si no lo hicieran, no entenderían lo que quieren decirles o hacerles decir. Los argentinos, en cambio, de Borges para acá, siempre supusimos que nuestra potencia consistía en adoptar hablas, modos, maneras: que lo argentino es la mezcla, no la pureza; la integración, no la exclusión –lo cual fue claramente un error, porque hace mucho que tendríamos que haber excluido a tipos como Patti–”.