En medio de las polémicas y los cuestionamientos por el caso entrerriano, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, aprovechó el día de San Ramón Nonato para insistir con la condena eclesiástica al aborto, incluso en las situaciones en las que está despenalizado en la legislación argentina. Quienes los promueven “se creen dueños de la vida”, dijo el prelado, y criticó a aquellos que “por tener un pedazo de poder, deciden éste puede vivir, éste tiene que morir”.

“Cuanto más grande seas, cuanto más poder tengas, más humilde tenés que ser, porque el poder y el dinero son como la ginebra en ayunas: marean. La altura marea y cuando te mareás decís pavadas, cosas que no están en su sitio”, dijo.

El primado argentino pronunció su homilía en la misa por San Ramón Nonato en el templo del barrio porteño de Villa Luro, al que acudieron numerosas mujeres embarazadas, parejas que anhelan tener un hijo y niños. La celebración tuvo lugar en medio de la polémica por la decisión de una jueza entrerriana de impedir un aborto terapéutico a una joven con discapacidad, embarazada tras una violación, y las quejas de la Iglesia por el reparto gratuito en la Universidad de La Plata de la “píldora del día después”, que los sacerdotes llaman “abortiva” a pesar de que los científicos demostraron que no lo es.

Tras afirmar que “quien se cree dueño de la vida se equivocó”, Bergoglio pidió “no creerse que, por tener un pedazo de poder, podemos acaparar o adueñarnos de la vida”. “El gozo de vivir se nos da a todos, es un regalo”, sostuvo el purpurado porteño.