“Cuando impiden el aborto, no están pensando en ese ser humano que es la chica: sólo piensan que se trata de un cuerpo que puede albergar ese embarazo, la tratan como un cuerpo sin persona. Es atroz”, reflexiona Graciela Mántaras, psicóloga de esta ciudad conmovida por el caso. Mántaras cuestiona el alejamiento de su familia al que fue sometida MFC en la última semana: desde el lunes 27 –cuando se prohibió la realización del aborto a la joven en los hospitales y clínicas de Paraná– hasta el lunes 3 quedó internada en un hogar del Consejo del Menor Provincial, con un estricto régimen de visita. “Teniendo en cuenta el grado profundo de discapacidad que tiene difícilmente comprenda la situación que está viviendo. Lo último que se indicaría es el alejamiento del núcleo familiar, es doblemente traumático para ella”, apuntó la psicóloga.

Después de una semana en la residencia del CMP, fue internada en el Hospital San Roque, por disposición del mismo organismo que tiene su guarda provisoria y la del feto en gestación. “El hospital resulta otro contexto nuevo para ella, otra vez victimizan a la víctima”, agregó. Para Mántaras la continuación del embarazo sumaría un trauma sobre otro. “Si tiene que seguir adelante con la gestación difícilmente va a tener una comprensión de los cambios y sensaciones que experimente su cuerpo. Si tiene que enfrentar una cesárea, la situación quirúrgica la va a asustar terriblemente. Si es parto normal, también. El panorama es muy negro”, advirtió, en diálogo con este diario.

–¿Qué consecuencias podría acarrearle? –le preguntó esta cronista.

–Uno no tiene la cabal noción de cuánto ha sufrido. Uno no sabe qué puede ocasionar esta suma de traumas. Podría quedar más asustadiza, volverse más agresiva, aislarse más. Por donde se mire, es atroz lo que está viviendo.