La Corporación Antiguo Puerto Madero es una sociedad anónima integrada en un 50 por ciento por el Estado nacional y en otro tanto por la Ciudad de Buenos Aires. Tuvo y tiene a su cargo todas las obras públicas en su área de influencia –desde la construcción de calles y plazas, la iluminación y semaforización– pero también el mantenimiento del espacio público.

¿Con qué presupuesto se hacen esos trabajos? La Corporación administra los jugosos fondos obtenidos por la venta de las tierras y galpones, operación que empezó en 1992 y que terminó ya hace unos cinco años.

Tal vez sea por esa abundancia de recursos que Puerto Madero parece un barrio de otra ciudad (¿otro país?), sin baches, buena iluminación y hasta con baños públicos.

Es como un barrio privado pero sin fronteras, donde los vecinos y las empresas no pagan expensas por esos servicios, apenas los impuestos de ABL (en proporción, los más baratos de la ciudad). El único servicio que presta el Estado porteño es la recolección de residuos.

La Corporación realizó una importante inversión en la recuperación del área de la Costanera Sur, que está fuera de su jurisdicción: con la lógica de que no podía haber un espacio degradado junto al lugar más exclusivo de la ciudad, construyó a nuevo la rambla y los pavimentos, recuperó los espacios verdes y la iluminación, instaló juegos infantiles y baños públicos. En ese sector, el mantenimiento ya pasó a manos del gobierno porteño, y se nota la diferencia.

¿Qué pasará cuando se terminen los recursos producidos por las ventas de las tierras? En la Corporación ya están buscando respuestas a esa pregunta. Se sabe que ya no quedan grandes inversiones para realizar y que en algún momento se transferirá a la ciudad el mantenimiento del barrio. Por lo pronto, como una cuestión de supervivencia, los equipos técnicos ya están exportando su know how en materia de gestión de emprendimientos urbanos, como una nueva fuente de recursos.