La abogada Ana Rosenfeld cuestiona a los medios de comunicación tradicionales que divulgan la existencia de los videos robados. Reconoce que las personas detrás de los sitios web son tan virtuales como la misma web y “no se puede hacer nada contra las páginas más que pedir una medida cautelar para que bajen el contenido o algún tipo de desagravio del propio sitio”. Entre sus defendidos, además de Luciana Salazar, figuran varias modelos cuyas imágenes circulaban en sitios de acompañantes pagas.

–¿En qué consiste el “desagravio” de una página web?

–Al bajar el material, si alguien busca el nombre de la actriz en Google, por ejemplo “Luciana Salazar”, el video no aparece. Igual ellos le pueden cambiar la palabra clave por “rubia hot” y suben el mismo video pero con otro nombre, de fantasía.

–¿Puede responsabilizarse a quienes difunden el material?

–Bueno, en eso fui pionera. La divulgación genera una especie de efecto multiplicador del daño. Hoy en día a todas esas modelos que aparecen en páginas de escorts no podemos protegerlas, pero sí a las revistas o programas que levantan o divulgan esa información. Sin ellos nadie las vería. El que propaga el daño es tan responsable como el que lo hizo.

–En el caso de una venganza, como el de las maestras correntinas, la vengadora es responsable legal por distribuir las imágenes.

–Sí, pero es difícil reparar el daño, no hay vuelta atrás. Si esa persona es solvente se le puede iniciar una demanda pidiendo una indemnización económica. Pero muchas páginas pertenecen a personas que viven en el exterior y eso complica todo. Me acuerdo de que hace unos años hicieron un casting para elegir a las chicas que iban a participar de un reality para competir por el soltero más codiciado (The Bachelor). Luciana quedó entre las elegidas, pero ella nunca se había presentado. Alguien se apropió de su imagen, imaginate que con semejante cara, cuerpo y pelo no iba a pasar inadvertida. Buscamos a la responsable para demandarla y la localizamos... era de Rumania.

–Ese es el famoso vacío legal de la web.

–No hay legislación internacional. Cuando te querés dar cuenta no tenés con quién hablar o a quién reclamar. Ese es el principal problema: la imposibilidad de encontrar a un responsable físico.