El recuerdo de los militantes muertos en medio de una represión policial se realizó en medio del puente Pueyrredón, donde al promediar la mañana se vivieron momentos de tensión cuando efectivos de la Guardia de Infantería con carros hidrantes intentó impedir que los manifestantes cortaran esa vía de conexión entre la Capital y el sur del conurbano bonaerense.

Alberto Santillán, padre del piquetero asesinado, leyó en el acto un documento consensuado por 30 organizaciones sociales, en cuyo texto denunciaron la "continuidad del aparato de encubrimiento" gubernamental que impide llevar a juicio a los "responsables políticos" de la masacre.

"Hay que acabar con el aparato de represión que fusiló a Darío y Maxi, y que Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández) preservan", aseveró ante numerosos militantes piqueteros que ocuparon el puente y la bajada hacia la avenida Pavón, en Avellaneda.

Tras denunciar que se "sigue recurriendo a detenciones ilegales y al uso de patotas de la burocracia sindical", alertó que el gobierno kirchnerista "insiste en preservar el aparato represivo que desde 1983 provocó la muerte de 51 manifestantes sociales y que, durante su gestión, ya registra 847 casos de gatillo fácil".

"Desde este histórico puente le decimos que vamos a seguir peleando, vamos a seguir la lucha de Darío y Maxi, que es nuestra lucha, porque la sangre derramada no se olvida, no se negocia, no se perdona", advirtieron los grupos piqueteros en el documento leído por el padre de Santillán.

"El gobierno no tiene voluntad política y, pese a hablar de derechos humanos y haber asumido un compromiso público, es la continuidad de (Eduardo) Duhalde y esa manga de gobernantes que no hace nada", sentenció el padre del piquetero asesinado.

El acto principal a seis años de los asesinatos sobre el puente Pueyrredón ocasionó problemas en el tránsito del acceso a Capital hasta poco antes de las 15, cuando se inició la desconcentración de los manifestantes.

Las agrupaciones piqueteras habían acampado ayer por la tarde cerca del puente en reclamo de justicia por ambos militantes.

Además, del acto principal, hubo una movilización hacia la estación de trenes de Avellaneda, renombrada como "Maxi y Darío", por ser escenario de la Masacre. Allí, un grupo de piqueteros se instaló sobre las vías del ex tren Roca y generó el corte del servicio durante algo más de una hora.

En la estación de Avellaneda hubo distintas actividades en memoria de Kosteki y Santillán, y por la noche se realizó una marcha de antorchas y banderas hacia el puente Pueyrredón.

Un tribunal oral de Lomas de Zamora condenó, a principios de 2007, al ex comisario inspector Alfredo Fanchiotti y al ex cabo primero Alejandro Acosta a prisión perpetua por los asesinatos de los militantes piqueteros.

La violenta represión policial de 2002 provocó una crisis en el gobierno de Eduardo Duhalde -a quien grupos piqueteros consideran "responsable político" de aquellos hechos y reclaman sea juzgado- que llevó a adelantar las elecciones presidenciales.