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"Propongo al presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen (Mahmud Abbas), que se reúna conmigo en cualquier lugar de Israel", había dicho Netanyahu durante su sesión semanal de gabinete, celebrada esta vez en la ciudad desértica de Beersheva.

"La población palestina que vive junto a nosotros, tiene el derecho elemental de vivir en seguridad, en paz y en prosperidad", había subrayado el derechista líder israelí, que también hizo un llamado a los países árabes a colaborar con Israel.

Sin embargo, desde Ramallah, el jefe negociador palestino, Saeb Erekat, salió al cruce de inmediato y de modo tajante dijo que la llamada del primer ministro israelí es "poco seria".

Ereket explicó que los palestinos no se oponen a las negociaciones de paz con los israelíes, pero subrayó que "el gobierno de Netanyahu es el primero en imponer condiciones al diálogo".

"Hablar de paz es una cosa y hacer la paz es algo completamente diferente", dijo Erekat a la prensa en la ciudad cisjordana, tras interpretar el hecho como una "campaña mediática de Israel".

El jefe negociador palestino explicó que "lo único que quiere Netanyahu es dejar entrever a la comunidad internacional que está invitando al diálogo a los palestinos y que ellos lo rechazan".

Los palestinos exigen como condición previa para el diálogo con Israel que Netanyahu detenga la construcción de asentamientos israelíes en territorios palestinos.

Hasta ahora, Netanyahu -que en este sentido también recibió presiones del gobierno estadounidense- no se mostró dispuesto a aceptar plenamente esta condición, aunque aseguró que no tiene previsto construir nuevas colonias ni apropiarse de más terrenos palestinos, según informó la agencia alemana de noticias DPA.

Antes, el consejero de Abbas, Nabil Amr, había dicho que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) "debe recibir de Netanyahu un compromiso sobre la fórmula de dos Estados para dos pueblos" y sobre la suspensión de la colonización".

El núcleo del rechazo palestino a la invitación se funda en la exigencia de la completa congelación de los asentamientos en los territorios ocupados, "algo que Netanyahu se comprometió a llevar a cabo y que sigue incumpliendo apoyándose en el crecimiento natural", aseguró Amr.

Erekat, en tanto, hizo un llamado al al cuarteto para Medio Oriente (integrado por la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y las Naciones Unidas) a que hagan presión sobre Tel Aviv "para que respete sus compromisos".

El negociador acusó al gobierno de Netanyahu de no estar dispuesto a negociar cuestiones como el estatus final de Jerusalén o sobre las fronteras, y de su "persistencia en la construcción de asentamientos".

Por otra parte, uno de los miembros del partido pro Abbas Feda, Raef Deyab, afirmó que el anuncio de Netanyahu es parte de la campaña israelí para "engañar a la comunidad internacional".

Deyab añadió que los líderes palestinos "deberían rechazar cualquier invitación a reunirse con Netanyahu hasta que no se paralicen los asentamientos, se frene la conversión de Jerusalén en una ciudad judía, se retiren los controles de las carreteras y se acepte negociar sobre cuestiones como la definición de las fronteras".