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El proyecto fue pasado a la firma tras la reunión del plenario, del cual participaron el secretario de Gestión Pública del Ministerio del Interior, Juan Manuel Abal Medina, y el director Nacional Electoral, Alejandro Tullio.

La oposición abandonó la reunión luego de que el Frente para la Victoria anunciara que firmaría el dictamen para tratar la propuesta el próximo 2 de diciembre. "Si no se van a aceptar modificaciones estamos de más en este debate. No vamos a quedarnos si el Gobierno no acepta una petición del radicalismo", expresó el senador Gerardo Morales antes de abandonar el Salón de Lecturas del Senado.

El jefe de la bancada oficial, Pichetto, por su parte, advirtió que a pesar de que muchos dirigentes radicales habían anticipado su apoyo a la iniciativa oficial, "les resulta muy difícil, como oposición, acordar coincidencias mínimas" con el oficialismo, en el "escenario de conflicto" que se ha construido "desde los medios".

Ante la queja de la oposición de que el oficialismo no aceptaba acordar la agenda de trabajo, Pichetto subrayó que "el debate de las reglas es complicado" desde el momento en que el Poder Ejecutivo tiene un "vicepresidente que es el principal líder de la oposición".

Además, justificó la decisión de sancionar la ley este año, pese a que él mismo había advertido que no habría tiempo para hacerlo antes del 10 de diciembre, teniendo en cuenta que las sesiones ordinarias concluían el 30 de noviembre, en la decisión presidencial de prolongar las extraordinarias.

Desde el socialismo, el senador Rubén Giustiniani pronosticó que "esta reforma nace muerta" porque no consiguió el acuerdo de todos los sectores políticos. "¿Cómo van a modificar las leyes de los partidos políticos sin acordar con los partidos políticos?", se preguntó.