"Sé que algunos desearían que me saltara al Congreso y cambie la ley por mí mismo", señaló Obama en su discurso en la frontera con México, al reconocer que la deportación de indocumentados, que durante su gobierno ha alcanzado cifras récord, se ha convertido en una "fuente de controversia" dentro del movimiento proinmigración del país.

Y aclaró: "No nos deleitamos en el dolor que provoca en las vidas de personas que sólo tratan de sobrevivir", aseveró en este sentido. "Pero eso no es cómo funciona la democracia", zanjó. "Lo que realmente necesitamos es continuar la lucha para aprobar la reforma. Esa es la solución final a este problema y eso es a lo que me he comprometido a hacer".

De este modo, Obama reiteró lo que ya dijo la semana pasada en Miami, cuando adelantó su decisión de no impedir de forma expresa la deportación de estudiantes o de padres de familia indocumentados mediante una orden ejecutiva, como le han solicitado públicamente algunos políticos demócratas.

Obama centró su discurso en las ventajas económicas que tendría una reforma migratoria, a la par que echó la culpa del fracaso de esta iniciativa, una de sus aún incumplidas promesas de campaña y además una de las prioridades del cada vez más poderoso voto hispano, a la oposición republicana.

"Una de las maneras de reforzar la clase media es reformar nuestro sistema migratorio, para que deje de existir una masiva economía sumergida que explota una fuerza de trabajo barata a la par que rebaja los salarios para todos los demás", explicó Obama.

"Quiero que los ingresos para las familias de clase media vuelvan a subir, quiero que la prosperidad en este país sea ampliamente compartida. Por eso la reforma migratoria es un imperativo económico", aseveró.

Según Obama, la reforma migratoria también permitirá que Estados Unidos sea "más competitivo" en la economía global, al permitir que estudiantes educados en el país puedan desarrollar su "talento" también en la nación norteamericana en vez de en otro lugar.

"Miren a Intel, Google, Yahoo o EBay (...) todas fueron fundadas por un inmigrante", recordó. "No queremos que el próximo Intel o Google sea creado en China o la India, queremos que esas empresas y esos trabajos se afiancen en Estados Unidos", subrayó.

"Como medida inmediata -continuó, Obama- el Congreso debe aprobar la 'DreamAct'", el proyecto de ley que abre una vía a la legalización de jóvenes indocumentados si cursan estudios superiores o ingresan en el Ejército y que fue derrotado en el Senado el pasado diciembre.

En este sentido, llamó a la oposición a "dejar de lado el politiqueo" para lograr aprobar una medida que, recordó, contaba hasta no hace demasiado con el apoyo de republicanos clave.

A la par, rechazó las demandas republicanas de un mayor refuerzo de la frontera con México aseverando que su gobierno "ha ido más allá" de los reclamos de la oposición en este aspecto. "Pero aunque hemos respondido a estas inquietudes (de seguridad), sospecho que habrá algunos que tratarán de volver a mover más lejos los objetivos. Dirán que tenemos que triplicar las patrullas fronterizas. O cuadruplicarlas. Dirán que tenemos que construir una valla fronteriza más alta para apoyar la reforma", acusó.

Según Obama, por eso ha iniciado esta nueva estrategia de crear un "debate constructivo y civil" a nivel nacional sobre la reforma migratoria, que tras varios encuentros a puertas cerradas en la Casa Blanca con líderes clave del país en esta materia encabezó él mismo con su discurso en la frontera dedicado exclusivamente a la inmigración.