En la norteña ciudad de Kirkuk, a uno 250 kilómetros de Bagdad, las explosiones de tres coches bomba cerca de una comisaría de la policía dejaron al menos 12 muertos y 40 heridos. En Kerbala, más cerca de la capital, 13 personas murieron en dos detonaciones y unas 45 resultaron heridas, según precisaron las fuerzas de seguridad. Y en la más cercana Hilla, perecieron otras dos muertas y 33 heridas en la explosión de otro auto con explosivos.

Ya en el centro de Bagdad, un coche conducido por un suicida detonó en un área comercial y mató a al menos cinco personas e hirió a ocho, informó la televisión Al Arabiya basada en Dubai. En Mosul, en el norte, cuatro civiles y un policía fallecieron al estallar dos explosivos colocados en patrullas de la seguridad.

Una sucesión de atentados con éstos, pero en menor cantidad, habían obligado a la Liga Árabe a posponer una conferencia prevista en la capital iraquí ante las revueltas en varios países árabes. En su intento por animar a los líderes árabes a acudir al encuentro de este año, el gobierno del primer ministro iraquí Nuri al Maliki gastó unos 450 millones de dólares en preparativos, que incluyen medidas de seguridad e infraestructura, según los medios locales.

A finales de diciembre se retirarán del país las últimas tropas estadounidenses, en un momento en que en el gobierno se abrió una lucha de poder entre chiitas y sunitas. Desde entonces el número de atentados aumentó: desde enero de este año murieron más de 320 personas, según datos del gobierno.