En una final cargada de detalles históricos, Federer le ganó a Murray, que llegaba con la presión de ser el primer británico en ganar Wimbledon tras 76 años, por 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4 y alzó la corona frente al público inglés. “Esto no te lo regalan, estuve cerca el año pasado. Nunca paré de soñar a pesar de tener familia y las cosas se han dado. Es un momento mágico para mí”, sostuvo el suizo al finalizar el encuentro.

“Después de tres años me siento bien, es como que este trofeo nunca abandonó mis manos. Y con tantos cambios que ha habido en mi vida este llega en un momento importante. Para mi es un sueño que mis hijas estén aquí viéndome ganar”, finalizó.