Martes, 12 de agosto de 2014 | Hoy
16:32 › ESPAñA
El sacerdote español Miguel Pajares, de 75 años, fue víctima del virus que se había contagiado en Liberia y cuyo brote ya mató a más de mil personas en África Occidental. No hay por el momento un tratamiento aprobado que lo detenga, pero los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraron "justificado" el uso de fármacos experimentales.
El religioso, repatriado la semana pasada, murió en el hospital Carlos III de Madrid, en el que había sido ingresado en una habitación con medidas para evitar contagios. Estaba siendo tratado con ZMapp con el suero experimental que están recibiendo los dos estadounidenses con el virus y del que la administración norteamericana va a enviar varias dosis a Liberia después de que su presidenta, Ellen Johnson Sirleaf, se lo pidiera personalmente a Barack Obama.
El ataúd fue sellado con una cinta de zinc y trasladado desde el hospital a un tanatorio-crematorio de la localidad madrileña de Collado-Villalba. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra ya en más de un millar los muertos en el brote de ébola que estalló en marzo en Guinea Conakry y se extendió a Liberia y Sierra Leona, y luego saltó a Nigeria.
Los casos de infectados reportados son más de 1800. Para el ébola no hay vacuna ni cura conocida. Los síntomas iniciales son fiebre, dolores de cabeza, musculares y de garganta, además de debilidad. Luego llegan los vómitos, las diarreas y los problemas de las funciones renal y hepática, entre otros, y en algunos casos sangrados internos y externos.
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