Domingo, 28 de diciembre de 2014 | Hoy
18:00 › UNA DESPEDIDA SIMBóLICA
Después de más de 13 años de controlar el territorio y la seguridad de Afganistán, la OTAN oficializó el fin de la "misión de combate" que comenzó en diciembre de 2001, apenas dos meses después de la invasión estadounidense a ese país asiático. Sin embargo, tanto la alianza militar como EEUU mantendrán miles de soldados en el país.
En un pequeño acto realizado en el cuartel general de la ISAF en Kabul, el comandante del contingente de la OTAN, el estadounidense John F. Campbell, enrolló la bandera de la fuerza internacional, la guardó y prometió: "Hoy es el fin de una era y el comienzo de una nueva".
"Juntos sacamos a los afganos de la oscuridad y la desesperación y les dimos una nueva esperanza para el futuro. Espero que sientan orgullo por el impacto positivo que han tenido y continuarán teniendo sobre los afganos", aseguró frente a representantes militares de algunos de los 48 países que contribuyeron al contingente de la OTAN en Afganistán hasta el final.
Por su parte, el consejero de seguridad nacional del Gobierno afgano, Hanif Atmar, también hizo una promesa en nombre de su país. "Nunca olvidaremos a sus hijos e hijas que murieron por nuestra tierra. Ellos también son nuestros hijos e hijas", sostuvo el funcionario, citado por la agencia de noticias EFE. Desde diciembre de 2001, 3485 soldados de la misión de la OTAN fallecieron en combate, 2356 de ellos eran militares estadounidenses.
La despedida de hoy fue apenas simbólica por dos razones. En primer lugar, la ISAF comenzó su retirada hace tres años. En las últimas semanas apenas un puñado de los 350.000 soldados internacionales quedaban en el aún convulsionado país.
En segundo lugar, la presencia militar de la OTAN y especialmente de EEUU no desaparecerá, sino que mutará de tamaño y función. En septiembre pasado y después de una campaña pública de presión por parte de la Casa Blanca, el nuevo gobierno afgano, liderado por el presidente Ashraf Ghani, firmó un nuevo "acuerdo de seguridad" con Washington y un anexo con los países miembros de la OTAN.
El primero, bautizado Acuerdo Bilateral de Seguridad, prevé que 9.800 militares estadounidenses permanezcan en suelo afgano en 2015. Oficialmente, su misión será prestar asesoramiento y equipamiento a las fuerzas de seguridad afganas hasta finales de 2024.
Sin embargo, el diario The New York Times reveló hace unos meses que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó una "orden secreta" para que las tropas que se quedarán en el país asiático tengan "un papel directo en el combate".
Además, el convenio tiene un anexo bautizado Acuerdo sobre el Estatus de las Fuerzas de Seguridad, que establece que entre 3000 y 4000 militares de otros países de la OTAN podrán seguir en Afganistán a partir de 2015. Este acuerdo también establece que oficialmente estas fuerzas no actuarán en operaciones de combate contra la insurgencia.
Desde que comenzó la retirada gradual del masivo contingente de la OTAN, compuesto mayoritariamente por soldados estadounidenses, la insurgencia, liderada por el movimiento talibán que fue derrocado en septiembre de 2001 con la invasión norteamericana, vive un momento de auge. "Afganistán sigue siendo un país que vive una guerra", reconoció hoy el vicecomandante de la ISAF, el teniente general del Ejército alemán, Carsten Jacobson, a la agencia de noticias DPA.
La violencia es especialmente cruenta con la población civil. En los primeros 11 meses del año la ONU registró el mayor número de víctimas civiles desde la invasión estadounidense: un total de 3188 muertos y 6429 heridos. El 75 por ciento de las muertes fueron provocadas por ataques cometidos por los talibanes, en tanto que la ISAF se atribuye menos de un uno por ciento de las víctimas fatales civiles del conflicto.
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