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El 31 de enero de 2009 Luciano fue visto por última vez tras salir de su casa y su familia estuvo convencida de que había sido secuestrado y asesinado por la policía hasta que la Justicia descubrió, en octubre del año pasado, que había muerto la misma madrugada de su desaparición.

La condena a Torales coincide con el pedido del fiscal José Luis Longobardi, pero difiere de la solicitada por los defensores Juan Manuel Combi y Maximiliano Medina, representantes de la familia de Arruga, quienes reclamaron 16 años de cárcel contra el expolicía.

En los fundamentos del fallo se afirmó que Torales, además de las torturas físicas, participó en Lomas del Mirador de la detención del adolescente, quien había sido acusado de robar teléfonos celulares, y le aplicó "sometimientos psicológicos".

Según la causa, a la víctima la "levantaron" en Bolívar y Perú bajo "averiguación de antecedentes" y lo tuvieron varias horas demorado, pese a que el lugar no estaba habilitado para detenciones. La acusación dijo que Arruga fue "brutalmente torturado durante diez horas en la cocina del entonces destacamento de Lomas del Mirador", mientras su madre y su hermana escucharon cómo rogaba que lo sacaran de allí.

Al recuperar la libertad -después de que su madre volviera con su partida de nacimiento porque no tenía DNI-, el joven acusó a Torales diciendo: "Vos me pegaste mientras dos me agarraban".

La acusación sostuvo que desde aquel momento Arruga vivió con miedo de que volvieran a detenerlo, y denunció que Luciano se había resistido a robar para la policía.