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El presidente de Brasil, quien llegó a ese cargo luego de participar de un golpe institucional contra Dilma Rousseff, sostuvo que "la crisis" que enfrenta su país "es la mayor de nuestra historia". "No quiero asustarlos, pero sí motivarlos para que juntos logremos salir de ella", dijo durante una conferencia.

"Si yo sigo siendo impopular pero Brasil crece, me doy por satisfecho", reconoció el mandatario, quien aún es cuestionado desde varios sectores de la vida política y social de Brasil. También se manifestó sobre la necesidad de

aprobación de la Propuesta de Enmienda de la Constitución (PEC), que establece un techo para los gastos públicos. "El Congreso hoy es muy consciente de que precisa colaborar con el Ejecutivo para poder salir de esta crisis", concluyó.

La primera economía de América Latina cerrará 2016 por segundo año consecutivo con una recesión de más del tres por ciento, después de haber tenido durante años un constante crecimiento económico.

La disputa política iniciada tras el gole institucional agravó la situación del país con una crisis institucional, enmarcada además en varios escándalos de corrupción en torno a la petrolera estatal Petrobras.