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"Debido al prolongado cierre tuvimos un deterioro económico importante y a la fecha no hemos podido reponerlo", intentó justificar Bohn.

El ejecutivo expresó estar tranquilo, pese a las acusaciones en su contra. "La compañía está tranquila, en el sentido que nunca tuvo antecedentes de una catástrofe de este tipo", subrayó.

El ministro de Minería, Laurence Golborne, reaccionó de inmediato "indignado" ante las declaraciones del empresario y dijo que el gobierno perseguirá responsabilidades en el caso.

"Esas aseveraciones me parecen increíbles, las escuché y las encuentro realmente sorprendentes", recalcó Golborne y agregó que lo sucedido demostró una "falta de preocupación importante en cuanto a seguridad", precisando que si hubira habido una salida de emergencia, el país se hubiera "ahorrado este drama".

"Olvidémonos (de la posibilidad de) que el gobierno ayudará a esta empresa que ha tenido este comportamiento", insistió el funcionario.