UNIVERSIDAD › RECUPERAN LOS LEGAJOS DE DOCENTES Y ALUMNOS DESAPARECIDOS EN FILOSOFíA

Marcas del dolor en la facultad

En el marco del proyecto “Universidad y dictadura”, docentes, graduados y estudiantes reconstruyeron el paso por Filosofía y Letras (UBA) de unas 400 víctimas. Este viernes se les entregará a sus familiares copia de los documentos y se inaugurará un mural con sus nombres.

Los legajos no estaban dañados, pero sus hojas retenían la fragilidad de cuarenta años y varias mudanzas. Había que sacarles el polvo con un pincel. Desprender los ganchitos, despojar las hojas de cualquier metal oxidable. Estirar los papeles doblados. Separar las fotos y guardarlas en sobres especiales. Reemplazar las viejas carpetas. Así, en silencio y ad honorem, alumnos, graduados y docentes trabajaron en la primera parte del proyecto: recuperar y preservar los legajos universitarios de los miembros de la comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) desaparecidos y asesinados entre 1966 y 1983. Este viernes, a las 19, en un acto dentro de la facultad, se entregará a los familiares de las víctimas una copia de la documentación obtenida. Además, se inaugurará un mural con sus nombres. La etapa siguiente del proyecto será la reconstrucción de las vidas de los desaparecidos, a partir de documentación institucional y de entrevistas a parientes y compañeros. Como premisa de fondo, emerge la incorporación de la universidad pública como actor civil en la reflexión sobre la dictadura.

El proyecto se denomina “Universidad y dictadura: una experiencia de reconstrucción colectiva de la memoria histórica” y se desarrolla en el marco de la Cátedra Libre de Derechos Humanos. “Uno de los mayores obstáculos fueron las mudanzas de la facultad, que hicieron que el material corriera el riesgo de perderse o estropearse”, dice Samanta Casareto, docente e integrante del equipo de investigación. Los cambios institucionales causaron que la facultad albergara diferentes carreras, por eso en Filosofía y Letras se encontraron archivos de estudiantes de Psicología y de Sociología.

Cada legajo es la huella del paso por la universidad de un estudiante, un profesor, un no docente. La primera hoja de las carpetas ahora elaboradas consiste en una fotografía ampliada del desaparecido. “Fue un trabajo doloroso. Yo me encontré con ex compañeros que ni siquiera sabía que habían estado en esta facultad”, dice Graciela Daleo, directora del proyecto. Además de las fotografías, los legajos contienen solicitudes de inscripción, títulos secundarios, certificados de vacunas, exámenes de ingreso, cambios de carrera y, en algunos casos, parciales escritos de puño y letra. Se hallaron cerca de 400 legajos en Filosofía y Letras, alrededor de 120 correspondientes a Psicología y Sociología.

“Esta persona estuvo acá, dejó su marca, y nuestra idea es que quede visualizado. Pero siempre hay que saber que ellos no nacieron el día de su desaparición”, observa Daleo, y señala que el paso siguiente será trabajar con las historias de vida de los desaparecidos. Investigar quiénes eran antes de desaparecer. Pensarlos como estudiantes y docentes. Recuperar su militancia y reencontrarse con la facultad de aquella época. “La universidad fue un foco de resistencia hasta el ’74, más o menos, pero a partir de allí ¿qué pasó? ¿Qué le imprimió a la facultad esta generación de estudiantes? ¿Qué papel cumplió la universidad durante las políticas represivas?”, se pregunta Daleo, y aclara que son cuestiones que por ahora no puede resolver.

“Todavía queda sentarse a analizar el material –dice Marcela Cabrera, docente y también integrante del proyecto–. A partir del viernes, hay que establecer el calendario de encuentros con los familiares.” En paralelo, la cátedra presentó una propuesta al consejo directivo de la facultad para reglamentar el acceso a los archivos, al amparo de la ley nacional de protección datos sensibles. Tras su aprobación, los legajos quedaron en la biblioteca de la facultad y, previa autorización, pueden ser retirados para su análisis.

El proyecto comenzó en 2006, cuando un grupo de alumnos decidió recuperar el trabajo que había iniciado el centro de estudiantes en 1995, al confeccionar las primeras listas de desaparecidos. Esta nueva generación de alumnos llegó a la cátedra con el propósito de continuar la tarea. Contaron con la participación de Abuelas de Plaza de Mayo, cuyo archivo realizó la digitalización de los documentos. También recibieron el apoyo del Equipo Argentino de Antropología Forense.

El mural, que también se presentará este viernes, fue diagramado por el Grupo Construir-Proyectar-Identidad de la Facultad de Arquitectura. Llevará la foto de cada estudiante o docente, su nombre y apellido, la carrera que cursaba y, por último, la fecha de su desaparición.

Informe: Agustín Saavedra

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Las carpetas incluyen fotos, certificados, títulos secundarios y hasta parciales hechos a mano.
Imagen: Bernardino Avila
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