Domingo, 29 de marzo de 2015 | Hoy
Por Adrián Paenza
Piedra, papel o tijera... otra vez. Es que no sé si a usted le producirá el mismo asombro que a mí, pero cada tanto me cruzo con algún artículo que involucra una vez más alguna decisión que se tomó usando piedra, papel o tijera que me genera infinita curiosidad y no puedo dejar de averiguar qué fue lo que sucedió.
Lo que quiero comentar acá pasó hace más de diez años. Corría el año 2005. Una compañía japonesa (Maspro Denkoh Corporation (1) que fabricaba (y todavía fabrica) equipos para televisión (cámaras, micrófonos, antenas, consolas, cables, etc.), tenía en sus activos algo totalmente inusual (para mí, claro está):
Una colección importante (importantísima, debería decir) de cuadros cuyos autores habían sido algunos de los más relevantes impresionistas franceses (y también otros de igual nivel).
No entendí bien por qué tenía esta colección, pero a los efectos de lo que me interesa comentar las razones que tuvieron son totalmente irrelevantes. Supongo que así como hay empresas que tienen su capital invertido en inmuebles, a Maspro Denkoh le interesaban los cuadros.
Para mostrar la magnitud de la colección piense que entre las pinturas había un original de Paul Cézanne (nada menos), otro de Van Gogh, uno de Picasso y otro de Sisley. El presidente de la compañía Takashi Hashiyama declaró que la colección estaba valuada inicialmente entre 15 y 20 millones de dólares. Hashiyama ya había cumplido 74 años y quería tener liquidez para poder dedicarse a otro de sus hobbies: cerámicas japonesas. Tratar de vender colecciones de este tipo requiere de la intervención de galerías de arte, subastadores, intermediarios de diferente tipo y no crea que yo sé mucho más al respecto, pero lo que me queda claro después de haber leído una porción insignificante de la literatura accesible para “gente como yo” (y quizás como usted también) es que en todo el mundo, no hay muchas confiables y que atraigan compradores con este poder adquisitivo y que puedan garantizar la autenticidad de las obras.
Lo que también aprendí es que hay dos en particular que tienen una tradición que las posicionan en un lugar muy privilegiado en el mundo. Una se llama Christie’s International y fue fundada en 1766. Tiene su base en Londres, en Inglaterra, y la otra, Sotheby’s Holdings, también tiene sus cuarteles generales en Londres pero fue fundada 22 años antes: 1744. Escribo las antigüedades para mostrar qué tipo de garantías se buscan en operaciones de este tipo, además que los ingleses han estado siempre a la vanguardia en este rubro desde hace varios siglos, así como en las casas matrices de las más importantes compañías de seguros que hay en el mundo. De todas formas voy a escribir sobre estas dos en particular porque son las que tuvieron injerencia en el caso que quiero comentar. De hecho, Hashiyama, el presidente de la compañía japonesa, sabía que necesitaría alguna compañía de estas características para garantizar la operación y, por supuesto, este tipo de colección lo ameritaba.
Supongo que a esta altura usted estará preguntándose lo que me pregunté yo también: ¿cuánto cobran de comisión? ¿Cuánto cuestan los intermediarios? En casos de este tipo, la comisión es de un 20 por ciento por los primeros 200.000 dólares del precio final y a partir de allí, un 12 por ciento.
Hasta acá, todo bien... ¿y? ¿Por qué habría de estar escribiendo toda esta introducción? Es que en algún momento del proceso de venta hubo que tomar una decisión: ¿a cuál de las dos darle la colección para que se ocupara de buscar los compradores y hacer la subasta? ¿Qué método cree que la compañía de Hashiyama eligió para decidir entre Christie’s y Sotheby’s? Sí, tal como figura en el título... decidieron usar piedra, papel o tijera”. Increíble, ¿no?... pero hay más. No termina acá: siga leyendo y verá.
Los periodistas del The New York Times como los de la BBC, The Wall Street Journal (WSJ), The Telegraph (por solo mencionar algunos) se comunicaron telefónicamente con Hashiyama, quien les dijo que usar piedra, papel o tijera es un método muy frecuente en Japón. Más aún: “Algunas veces yo mismo uso este juego cuando no tengo claro qué dirección tomar”.
Hashiyama le comentó a Brooks Barnes, periodista del WSJ, que de esa forma la subastadora que perdiera el caso no tendría que explicarle nada a sus jefes; se habría debido pura y exclusivamente al azar. Y así fue.
El último jueves de enero del 2005 fueron citados a una reunión en el centro de Tokio un representante de cada una de las dos compañías subastadoras. El propio Hashiyama les dijo que tenían tiempo hasta el siguiente lunes para elegir piedra, papel o tijera. La que ganara en el encuentro de ese lunes se quedaría con todo el dinero de las comisiones. El presidente de Christie’s en Japón, Kanae Ishibashi, cuando fue entrevistada por los periodistas ese fin de semana, se negó a contar cuál sería su estrategia. El periodista del The New York Times, Carlos Vogel escribió en su artículo del 29 de abril: “Ishibashi no habló, pero sus colegas en Estados Unidos confesaron que se pasó todo el fin de semana estudiando la psicología del juego, sobre todo de aquellos que lo juegan por Internet y terminó consultando con Nicholas Maclean, el director del Departamento de Impresionismo y Arte Moderno de Christie’s. ¿Por qué cuento esto? Porque Maclean tenía dos hijas mellizas de 11 años, Flora y Alicia. Ellas terminaron siendo, como dice Vogel, las expertas que buscaba Ishibashi. Ambas confesaron que lo jugaban prácticamente todos los días”.
Y aquí viene la parte interesante (creo). Una de las mellizas le dijo al padre: “Todo el mundo sabe que uno siempre empieza con tijera. Es que piedra es demasiado obvio y tijera corta el papel”. Supongo que piedra es demasiado obvio porque una roca o una piedra otorga una sensación de mayor poder a quien la usa que una tijera o un pedazo de papel. Entonces, si la mayoría siente que jugando piedra tiene más chances, entonces es posible que el rival, analizando esto, decida jugar papel para envolver a la piedra y ganar el tiro.
Flora no se detuvo en su análisis: “Como en este juego ambos participantes son principiantes yo creo que habría que jugar tijera. Y dejame decirte algo más: en el caso en que hubiera empate yo seguiría apostando por tijera”. Entre paréntesis, este tipo de reflexiones no parece hecho por una personita de 11 años, pero fíjese que esto es lo que está ocurriendo ahora con los niños (si es que no ocurría desde antes) y todos los aportes que hace la Teoría de Juegos apuntan en esa dirección.
A todo esto, la otra compañía, Sotheby’s, consultó también con su propio experto en Impresionismo y Arte Moderno, Blake Koh. Blake dijo: “Este juego es puro azar y por lo tanto no hay demasiado que pensar. No elegimos ningún tipo de estrategia en particular”.
Cuando llegó el día lunes Ishibashi, una de las dos personas que representaría a Christie’s comentó que ella “rezó, llevó algunos amuletos que suponía que le traerían buena fortuna y esparció sal sobre la mesa (símbolo o ritual de la ‘buena suerte’ en Japón)”.
En la reunión había seis personas: dos de cada galería y dos de Maspro, los dueños de la colección. Los sentaron enfrentados en una mesa larga y todos sabían que habría una modificación en las reglas habituales del juego. No habría señales con las manos, ni mímica ni voz para mostrar lo que habían decidido jugar durante el fin de semana. No. Cada subastadora tendría que escribir en un papel, que se les había entregado a esos efectos, una de las tres palabras: “piedra, papel o tijera”... ¡en japonés!
Cuando cada parte completó el formalismo, la ganadora fue Christie’s. El aporte de Flora y Alicia no había sido en vano: “la tijera cortó el papel”.
Algo más: el cuadro de Cézanne, Les grands arbres au Jas de Bouffan (Los grandes árboles de Jas de Bouffan, 1885-1887, que retrata la famosa mansión en Aix en Provence donde Cézanne vivió por más de 40 años) se vendió por más de 16 millones de dólares cuando el precio que estimaba la propia compañía japonesa era de doce (2).
Pero todo esto termina siendo irrelevante o anecdótico. En algún otro momento quiero comentar más sobre la abundante literatura que hay escrita (y se sigue escribiendo) alrededor de este juego. El 21 de abril del año pasado (2014), tres doctores en física chinos (Zhijian Wang, Bin Xu y Hai-Jun Zhou) publicaron un artículo (3) fantástico sobre cómo hacemos los humanos para tomar decisiones miradas desde un punto de vista científico, pero más allá del aporte de ellos, el estudio evidencia otro problema que tenemos: no sabemos bien qué es el azar.
Por ejemplo, nos cuestan aceptar repeticiones y de hecho creemos que porque salió siete veces seguidas el color “negro” en alguna ruleta de un casino, entonces es más probable que salga “colorado” ahora.. porque le tiene que tocar. Pero eso será para otro momento. Por ahora me quedo satisfecho con exhibir un caso (más) en donde haber sabido usar una tijera en el momento adecuado le permitió a una compañía ganar más de cuatro millones de dólares y mostrar la potencia que uno adquiere si es capaz de usar la Teoría de Juegos.
La literatura ubica en el siglo 18 el origen del juego, de acuerdo con lo que señala Douglas Walker, el presidente de la sociedad mundial de piedra, papel o tijera. ¿Increíble que haya una asociación dedicada a este juego, no es así? La sociedad tiene su base en Toronto, Canadá, y son ellos los primeros en publicar un libro de 208 páginas que se llama The Official Rock Paper Scissors Strategy Guide, o sea, la Guía oficial para la estrategia de piedra, papel o tijera. De acuerdo con lo que allí se indica, jugar papel es considerado como más amigable y sutil. Por su parte, tijera es más agresivo y astuto, mientras que piedra es el “arma” más conservadora y se usa como “protección”. Créame: yo solo transcribo lo que leo. No tengo opinión sobre el tema.
Por último, los porcentajes que revela la guía: piedra el 35,4 por ciento, papel el 35 y tijera 29,6. No sé si le interesa apoyarse en los porcentajes para jugar o para tomar decisiones, pero esos son los valores ‘oficiales’. Usted decide...
(1) Maspro Denkoh Corporation tenía la fábrica principal en Nisshin, en las afueras de Nagoya, Japón.
(2) Originalmente, la propia compañía japonesa, Maspro, le había comprado a Sotheby’s el cuadro de Cézanne en 1996. En ese momento había pagado 7.900.000 dólares. Hoy se sabe, que el precio está por encima de 16 millones. O sea, si la compra fue pensada como una inversión, a Maspro le fue decididamente muy bien. Por otro lado, el cuadro de Picasso que se subastaba fue pintado por el autor español en 1901 y se llama Boulevard de Clichy. Su valor en ese momento se estimaba entre 1.800.000 y 2.500.00 de dólares, en tanto que el óleo de Van Gogh salió con una base de 1.500.000 de la misma moneda.
(3) El artículo se llama “Social cycling and conditional responses in the Rock-Paper-Scissors game” (http://arxiv.org/pdf/1404.5199v1.pdf) y la versión en inglés fue publicada por la Universidad de Cornell en Estados Unidos.
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