Viernes, 8 de agosto de 2008 | Hoy
DEPORTES › ARDUO TRIUNFO DE LA SELECCION OLIMPICA, CON UN GOL AGONICO DEL EX LANUS
Jugó menos de lo que se esperaba, sufrió más de lo que debía, se llevó exactamente lo que merecía. Con un gol de Lautaro Acosta sobre el final del encuentro, la Selección Argentina debutó con la victoria frente a Costa de Marfil, que la deja en el primer puesto del Grupo A, luego del empate 1-1 entre Australia, el rival del domingo, y Serbia. Con una muy buena producción futbolística de Juan Román Riquelme y un rendimiento eléctrico de Lionel Messi, autor del primer tanto tras una cesión impecable del volante de Boca y generador del gol del triunfo, el equipo de Batista justificó la victoria por lo realizado en el balance de los 90 minutos, pero pasó demasiados apuros por momentos.
Casi todo el primer tiempo le tomó al equipo argentino plasmar en el marcador la superioridad general que había evidenciado a lo largo del partido. Fue cuando, por fin, un pelotazo de Riquelme pudo perforar la numerosa defensa del conjunto africano, y encontró a Messi con suficiente espacio como para hacer una de las suyas. Preciso como de costumbre, Riquelme sacó su estiletazo casi desde el círculo central, y la pelota recorrió unos 25 metros para encontrarse con los pies de Messi a la carrera. Con ese pique desequilibrante, el delantero se metió en el área, amagó hacia la izquierda, hizo inclinar al arquero y sacó el remate violento al otro palo.
Si la Argentina tardó más de 40 minutos en abrir el tanteador, fue a causa de sus problemas para generar espacios cuando Costa de Marfil esperaba agrupando hombres atrás para apostar sus esperanzas al contragolpe. Ni Agüero ni Lavezzi lograban abrir esa maraña: el ex delantero de Independiente estuvo poco fino, pateando al cuerpo del arquero y también desviado, y el atacante del Napoli tuvo una noche para el olvido. Además, del medio hacia atrás, Zabaleta y Monzón se adelantaban sin convicciones, dejando lugares a sus espaldas que eran explotados, especialmente por el lateral izquierdo, por las réplicas del equipo africano. Eso obligaba a los centrales, especialmente a Pareja, a salir a cortar con desesperación. El equipo parecía como cortado en dos, especialmente porque Gago no acertaba tanto en el quite.
El gol parecía capaz de tranquilizar al equipo, obligando al rival a salir del fondo. Pero a los africanos les tomó apenas cinco minutos encontrar el empate: fue cuando Gervinho desbordó por la izquierda, Cissé le ganó claramente el salto a Zabaleta y el cabezazo se coló en un ángulo del arco de Ustari, que estaba a mitad de camino. Ese tanto golpeó al equipo de Batista, que a partir de la sorpresa sufrió los peores quince minutos del encuentro, apurado y dominado por el rival, que tuvo en una media vuelta de Gervinho, su jugador más inteligente, la posibilidad del gol de la victoria, que se fue por poco.
Cuando Gago levantó, cuando Di María ingresó por el intrascendente Lavezzi para abrir la cancha, cuando Messi y Riquelme volvieron a asociarse con la pelota en los pies, la Argentina volvió a hacerse cargo del partido, y a terminar de justificar sus aspiraciones de triunfo. Estuvo cerca con un tiro libre de Riquelme que ni Agüero ni Garay pudieron conectar en el área chica, un bombazo de Di María que contuvo el arquero, un remate de Messi. Batista sacó a Agüero, peleado con el gol, y le dio la chance a Lautaro Acosta, el mismo que había clasificado a la Argentina para los Juegos con un agónico gol de cabeza a Uruguay en el Sudamericano Sub-20 del 2007. Acosta pagó con creces: tiro libre sobre la derecha, toque rápido de Messi para Riquelme, devolución al pie, pique eléctrico, remate, rebote del arquero hacia el área chica y Acosta, entrando por el segundo palo, anotó. Argentina sufrió más de lo que debió, en función de los jugadores que tuvo y el rendimiento, pero su victoria quedó totalmente justificada. El camino al oro sigue pavimentado de éxito.
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