Con una buena actuación de Juan Román Riquelme y dos goles de Lucas Viatri, Boca dio vuelta el partido que perdía frente a Racing y terminó imponiéndose por

2-1. Con este triunfo, el equipo de Alfio Basile suma 11 puntos y, si bien está a seis del líder Vélez, comienza a soñar con prenderse en la lucha.

No fue bueno el arranque del clásico. Racing amontonaba a sus jugadores en el mediocampo, Boca no encontraba espacios como para generar situaciones claras y, para colmo, su defensa daba muestras de vulnerabilidad más allá de la escasa presión que ofrecían los delanteros Lugüercio y Caballero. Una muestra de ello fue el regalo de Abbondanzieri en una salida para Lucero, quien amagó ante Sauro y sacó un potente zurdazo que se fue apenas desviado. Un llamado de atención.

Pero en la medida en que Riquelme se fue metiendo en el partido y su sociedad con Chávez prosperaba, Boca logró tomar el control de la pelota y, con desbordes de Gaitán y centros para Viatri, consiguió estar varias veces cerca de abrir la cuenta. La más clara fue un cabezazo de Viatri en un tiro de esquina que De Olivera logró tapar.

Racing atacaba poco, pero cuando lo hacía era beneficiado por la floja defensa boquense que se complicaba sola y sufría horrores en el juego aéreo. Así fue como, a los 32 minutos, en jugada de pelota parada, Racing se puso en ventaja. Falcón metió un pelotazo largo y frontal sobre el área de Boca, Caballero le ganó la posición a Sauro y con un toque de su pierna derecha le cambió el palo a Abbondanzieri.

La ilusión de Boca volvió a encenderse en el inicio de la segunda parte. Riquelme, habilitado por un pase largo de Battaglia, le ganó la posición a Falcón y sacó un remate cruzado que se desvió en el arquero y pegó en la cara interna del palo derecho: la pelota recorrió la línea de gol hasta que apareció Viatri para anticipar a Aveldaño y puntearla para el 1-1. Un cuarto de hora más tarde, el centrodelantero puso a su equipo en ventaja, con un derechazo sobre el primer palo, habilitado por un taco de Riquelme, con quien había tirado la pared.

Caruso Lombardi, quien había atado su continuidad al resultado del partido, estalló de bronca. Y enseguida mandó a Grazzini a la cancha por Falcón para intentar tener más la pelota. Pero Racing no consiguió serenarse y continuó jugando lejos del arco de Abbondanzieri, incluso cuando aparecieron los espacios para jugar con más soltura. Boca sufrió sobre el final porque no logró sacar provecho de la desesperación de Racing.