Viernes, 27 de noviembre de 2009 | Hoy
DEPORTES › EL POBRE 2009 DEL ESPAÑOL
Por Sebastián Fest
Podría pensarse que Rafael Nadal sólo tiene ahora la final de la Copa Davis por delante, pero su fulminante eliminación del Masters sitúa al español ante otra cita, una consigo mismo en la que debe averiguar qué es lo que le está pasando. Es Nadal “unloaded”, descargado, la cara opuesta de un ex número uno del mundo que, si por algo se destacó a lo largo de toda su carrera, fue por su espíritu de lucha y por el peso que le ponía a cada pelota, por la carga que llevaba cada tiro. Pero en la noche del miércoles en el O2 Arena de Londres se lo vio por momentos ralentizar el juego, pegarle alto y bombeado a la pelota para ganar tiempo y aire ante un Nikolai Davydenko que lo estaba martirizando con su tenis de golpes planos y secos.
Ese Nadal (foto) no es el verdadero Nadal. No es, al menos, un Nadal que pueda discutirle nuevamente el número uno del mundo al suizo Roger Federer. “He tenido demasiadas dudas durante estos meses, y eso te termina afectando”, confesó Nadal al borde de la medianoche de ayer, mientras desde un extremo de la sala de prensa le gritaban: “¡Que perdemos el barco!”.
Y en ese barco que surcando el Támesis lo trasladó cada día esta semana, Nadal siguió reflexionando sobre lo que es evidente: está muy por debajo de su nivel.
“Sus golpes dañaron menos en este Masters, es cierto. Nadal utiliza dos tipos de tiros: uno bien largo a las líneas y otro corto con enorme carga de top spin. Aquí el corto le salió sin el top, lo que lo convirtió en mucho más atacable”, dijo a este diario Franco Davín, entrenador de Juan Martín del Potro.
Las especulaciones acerca de que está más flaco y de que perdió músculos para ganar velocidad son infundadas, dicen en el entorno del cuatro veces campeón de Roland Garros. “Rafa pesaba 86 kilos hace un año y sigue pesando 86 kilos hoy. No hay nada de eso”, asegura el portavoz del español, Benito Pérez Barbadillo. Más delgado o no, hay un hecho innegable, y es que Nadal está cerrando su peor segundo semestre de temporada desde que escaló al primer plano del tenis en 2005: su último título se remonta a Roma, el pasado 3 de mayo. Tras un año complicado en el que perdió su invicto en Roland Garros, no pudo defender el número uno brillantemente arrebatado a Federer ni su título en Wimbledon, Nadal tiene como misión renovarse para 2010.
Sabe cómo hacerlo, porque ya vivió situaciones similares: “En 2006 terminé el año jugando flojito y empecé el 2007 flojito también. La confianza va y viene, lo sé, porque en 2004 venía jugando muy bien, en mi nivel de entonces, y luego perdí fatal con Benneteau y Spadea, ¡e incluso en los campeonatos de España!”.
“El problema no está en mi servicio”, responde el español a aquellos que ven su saque por debajo del que un jugador de su nivel debería tener. “Necesito recuperar la intensidad y el ritmo en mi revés, ése es el objetivo ahora.” Pero no le será sencillo, porque ni él ni su cabeza tendrán descanso, aunque diga que tras tres meses parado por lesión este año lo último que quiere son vacaciones. Hoy se despide del Masters frente a Novak Djokovic (a las 11.15, televisa ESPN) antes del partido entre Nikolai Davydenko y el sorprendente Robin Söderling (a las 17.45).
El 7 de diciembre, una vez que haya pasado la final de la Davis ante la República Checa, Nadal estará metido en plena pretemporada para revertir su presente. Necesita recuperar su tenis, su mente y su físico. Quiere llegar a enero con las baterías a pleno, ser “Rafa reloaded”.
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