Por más que el cordobés José María López no haya cerrado la temporada con la tan ansiada corona del TC en el Gálvez porteño, completó un 2009 inolvidable que lo catapultó, tan inesperada como gratamente, a una nueva posibilidad de competir en la Fórmula 1.

Para “Pechito” ha sido el año más importante de su carrera deportiva. Logró dos títulos, TC 2000 y Top Race V6, peleó hasta último momento el del TC y un elemento inesperado, como lo fue esa maldita mancha de aceite en el ingreso a Salotto, lo dejó sin calzarse la tan mentada “triple corona”.

Pero también, el infortunio de López no empaña para nada la consagración de Emanuel Moriatis, quien próximo a cumplir 30 años, se calzó por primera vez la corona de la categoría más popular argentina.

Ahora el de Lanús ya está instalado en la galería de los preferidos de la marca del Ovalo y tiene sobrados méritos para ser uno de sus mayores referentes.

La infartante definición del TC no hizo más que sustentar el pensamiento de la ACTC que pretende espectáculo y definición del título hasta la última carrera. Así, seguramente el Play Off seguirá vigente por mucho tiempo en la categoría.

El TC 2000 y el TR V6 tuvieron al mismo dominador. El cordobés volador de Río Tercero no le dio cabida a ninguno de sus rivales y dejó bien sentadas sus grandes dotes conductivas.

En la categoría encabezada por el rapado Pablo Peón, la lucha sin cuartel, afuera y adentro de pista, desatada en la escudería Honda entre López y Juan Manuel Silva se robó todo el protagonismo.

El resultado final lo dijo todo, Pechito campeón y el cantado alejamiento del Pato chaqueño, quien el año próximo correrá en Renault.

En otro orden, la implementación del motor único –fabricado y provisto por Oreste Berta– le generó muchas dudas a las escuderías, pero la que más rápido se adaptó resultó la dirigida por Víctor Rosso, que se llevó también el campeonato por segundo año consecutivo.

No se esperan variantes para el 2010, con un reglamento casi sin cambios y un mismo motor, seguramente será todo igual. Quizás avancen, y sería muy bueno, otras marcas en la puesta a punto.

En la división que comanda el salteño Alejandro Urtubey el panorama es muy parecido, un único motor, un reglamento homologado y casi los mismos protagonistas, salvo que López se incorpore a la Fórmula Uno.

En las categorías menores, el chacabuquense Tomás Urretavizcaya se quedó merecidamente con el título del TC Pista al comando de un Chevrolet motorizado por el siempre vigente Jorge Pedersoli.

El cordobés Marcelo Bugliotti es el nuevo monarca de la Clase 3 mientras que Iván Ciccarelli, ambos con Chevrolet, fue el de la Clase menor del Turismo Nacional.

En el tema autódromos pasaron cosas que seguramente harán reflexionar a dirigentes, pilotos y organizadores. San Luis, que tan sólo dos años atrás había aparecido como “la meca” del automovilismo nacional, tuvo un serio revés en las cuatro competencias que realizó esta temporada en sus dos escenarios.

El majestuoso Potrero de los Funes fue visitado por el TC, previo con bombos y platillos, pero resultó un fiasco para los organizadores y para la propia ACTC con Oscar Aventin a la cabeza. Después, el TC 2000 tuvo una doble jornada de cierre de campeonato y la asistencia de público también resultó escasa dando un claro mensaje: el circuito serrano no convoca, ni convence. Prueba de ello fue cuando el TC, por segunda vez en la temporada, se presentó en esa provincia cuyana, pero en esta ocasión en el Rosendo Hernández. Ahí acudió mucha más gente, aunque no en la cantidad esperada. Lo sucedido en esas cuatro competencias llevó a las autoridades puntanas a no solicitar plaza para la temporada 2010 de TC y la presentación del TC 2000 aún está en duda.

Como contrapartida aparecieron nuevas alternativas. Neuquén, que este año recibió al TC 2000, ahora se prepara para ser anfitrión también de la “máxima”. La que también recibirá al TC será Trelew, en otra demostración clara de que el sur también existe.