Abel Aníbal Alves dejará de ser el entrenador de Boca después del partido del jueves contra Colón, y los dirigentes del club harán un último intento por convencer a Guillermo Barros Schelotto de que deje el fútbol y haga su debut como técnico. Sin embargo, las chances más importantes permanecen con Diego Cagna, aunque otros nombres, como los de Jorge Bermúdez o Fernando Gamboa, se sumaron a la lista.

A las 9.30, Alves entró al predio Pedro Pompilio apesadumbrado, con la cabeza gacha, vestido con saco sport marrón y pantalón claro, con un bolso de mano y con la renuncia presta, pero también temprano estuvo Marcelo London, uno de los dirigentes más influyentes en el Departamento de Fútbol, que le pidió que siga al menos hasta el jueves.

Las declaraciones de Martín Palermo pidiendo tomar “decisiones” después de la derrota contra Central minó la resistencia de Alves. En pocos días había subrayado tanto que le sobraban “huevos” para ser técnico de Boca como que del cargo iban a “sacarlo con los pies para adelante”. La reunión con London retrasó la decisión.

“El jueves vamos a ir a Colón a tratar de ganar”, dijo ayer Alves, develando la incógnita sobre su continuidad al salir de Casa Amarilla en las primeras horas de la tarde, y pidió “disculpas a la gente” por los malos resultados. “Estamos dando lo que podemos”, admitió el técnico.

Las versiones indicaban ayer que el presidente de Boca, Jorge Amor Ameal, viajaría a Ohio, Estados Unidos, para ofrecerle el cargo a Barros Schelotto, de reconocida antipatía con Juan Román Riquelme, que comenzó a jugar hace tres fechas la Major League Soccer para el Columbus Crew. El ex presidente Mauricio Macri fogonea su candidatura y el sector que apoya la contratación coincide en que Barros Schelotto tiene el temple y el carácter necesario como para imponerse y depurar el plantel.

Si el delantero acepta venir a hacerse cargo del equipo desde junio, una derrota ante Colón derivaría en la decisión de cambiar a Alves por otro interino, Oscar Regenhardt o Roberto Pompei, que trabajan en inferiores.

Si la indefinición en torno de Barros Schelotto se mantiene, recobra fuerza la posibilidad del arribo de Cagna, que está en condiciones de asumir automáticamente. Horacio Palmieri, el dirigente que unas semanas atrás mandó a Macri a dedicarse a su gestión en la ciudad de Buenos Aires, al salir al cruce de una opinión sobre la crisis en Boca, es uno de los que apoyan a Cagna, a quien se sindica como un posible mediador entre Riquelme y Palermo, y que llegaría con Rodolfo Arruabarrena (ex compañero suyo en Boca y luego su jugador en Tigre) como ayudante de campo. El lateral tiene una aceitada relación con Riquelme.

Como Carlos Bianchi ya explicitó sus planes de pasar en París la segunda mitad del año, rechazando la chance de hacerse cargo del equipo, detrás de Cagna aparece el nombre de Jorge Bermúdez, aunque su inexperiencia en el cargo y la oposición del ala macrista dentro de la Comisión Directiva (el ex jugador tuvo un fuerte enfrentamiento con Macri durante su gestión, al denunciarlo públicamente porque les cobraba un porcentaje a los futbolistas para transferirlos) le jugarían en contra. Después surgen los nombres de Fernando Gamboa, recientemente desvinculado de Chacarita; Blas Giunta (en Almirante Brown) y hasta Julio Falcioni.

Recién hoy comenzará Alves a delinear el equipo que visitará a Colón el jueves, en lo que será su último partido como entrenador. Como reemplazante de Riquelme, expulsado ante Central, asoma Federico Insúa. Claudio Morel y Pablo Mouche, marginados por Alves, podrían volver a ser tenidos en cuenta.