Boca lo tenía para ganar con un golazo de Palermo tras un buen primer tiempo. Sin embargo, Independiente cambió su imagen para justificar el empate. Pero cuando tenía que ir a ganar, las modificaciones defensivas de su entrenador lo contuvieron. Por eso el empate 1-1 les dejó más sabor amargo que alegría a dos equipos que aspiraban a acercarse a los líderes, aunque se quedaron con las ganas.

Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando Palermo ya les había dado de comer a quienes lo cuestionan y reclaman su salida del equipo. Tras un remate de Riquelme desde afuera del área, Hilario Navarro dejó un rebote largo que le quedó servido para que el goleador facturara. Sin embargo, falto de confianza, prefirió buscar por el medio a Mouche, pero pifió el toque y la pelota murió mansita en los pies de los defensores de Independiente.

Claro que con Palermo no se puede hacer juicios tajantes y menos si no son favorables. Apenas un cuarto de hora más tarde, el máximo goleador de la historia de Boca se encargó de acallar todas las voces de un plumazo. O mejor, de un tacazo... Es que Mouche envió un centro desde la derecha al centro del área, donde apareció Palermo para desviar con su taco derecho, por detrás de su pierna izquierda, para colocar la pelota junto al palo del sorprendido Navarro. La definición hizo recordar a una típica resolución que hacía Hernán Crespo y a un gol que convirtió Ramón Medina Bello a Perú con la Selección Argentina en las Eliminatorias para el Mundial 1994.

Hasta ese momento y en los minutos que siguieron al gol, Boca se mostró superior, con una interesante circulación de pelota y buena presencia en la mitad de la cancha. Con esos argumentos, el equipo de Falcioni justificaba la ventaja parcial. Pero a medida que la presión disminuía, Boca dejó crecer a Independiente, que además salió con otra actitud a la segunda mitad.

Por eso, el trámite fue muy diferente. Sin hacer demasiado, con la premisa de darle la pelota a Patito Rodríguez para que desequilibrara por la izquierda y con la insistencia de probar desde lejos, Independiente comenzó a acumular méritos para alcanzar el empate. Porque con esa idea llegó mucho y obligó a Lucchetti, que sufrió varios revolcones ante los disparos de Rodríguez, Silvera y Fredes. Ante ese panorama, el empate se veía venir y de nada sirvieron las salidas de Palermo y Riquelme. Con un Boca metido en su área, un mal despeje le quedó para que Silvera habilitara al recién ingresado Villafáñez, que no dudó y sacó un violento derechazo que venció a Lucchetti.

A partir de ahí, parecía que Independiente se podía llevar la victoria, pero Mohamed tenía otros planes. Con dos cambios defensivos, el entrenador les mandó un mensaje a sus jugadores, como si el puntito sirviera.

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