Domingo, 2 de octubre de 2016 | Hoy
DEPORTES › LA COMISION NORMALIZADORA SIGUE EN SU LABERINTO DESPUES DE UNA SEMANA CONFLICTIVA
Se mezclan viejos y nuevos problemas: la puja por las cuentas sueldo de los jugadores. Contratos que ignoran derechos. La desorganización serial de los torneos. Los números que no cierran.
Por Gustavo Veiga
Hay una línea de continuidad que expresa este fútbol en crisis, tan desorganizado: su economía informal y su patrimonio en riesgo ocupan siempre el centro del escenario. Estos temas remiten al pasado y vuelven al presente con asombrosa vitalidad. Hoy discuten dirigentes y jugadores– a través de Agremiados –si se bancariza el pago de salarios en 2.500 cuentas. La utilización del cheque goza de buena salud, porque es la fórmula con que un club en problemas puede sortear eventuales embargos. Los contratos entre las partes se firman por duplicado, triplicado y hasta cuadruplicado. La AFA es el eterno acreedor de sus instituciones afiliadas. Les exige planes de desendeudamiento aunque de pronóstico reservado. El plano secuencia de esta película ya lo vimos con otros actores. Pero las circunstancias son, casi calcadas, las mismas. El gobierno anterior no controlaba lo que pagaba y los dirigentes despilfarraban. El actual se entromete para promover los negocios privados de grupos amigos. Está en su naturaleza.
El 23 de agosto pasado el sindicato de futbolistas insistió con su propuesta de que los clubes abrieran unas 2500 cuentas sueldo en el Banco Nación. Serían para pagarles a sus afiliados de las categorías profesionales. Una fuente del gremio le dijo a Página/12 que “se hizo una gestión, se trató de un operativo increíble para bancarizar a los jugadores. Hubo clubes que estuvieron de acuerdo y otros que no”. Alejandro Korz, el vicepresidente de Atlanta contó que “el tema se habló en el marco de una relación de respeto con Agremiados, pero cada club va a pagar como quiera. Nosotros lo hacemos a través de la cuenta que tenemos en el Credicoop”.
¿Por qué es importante de qué forma se pagan los salarios a los futbolistas? Porque para Agremiados bajaría el índice de incobrabilidad y habría menos informalidad en la relación laboral con los clubes. ¿Qué dicen los dirigentes? Su razonamiento está basado en el endeudamiento que arrastran y en que si firman un cheque posdatado pueden controlar mejor el tiempo de pago. “Entre levantar un pedido de quiebra y estar al día, un directivo siempre va a elegir lo primero”, señaló Korz. El cheque también puede ser una herramienta para esquivar un eventual embargo de las cuentas.
Los jugadores de las categorías menores, que están muy lejos de cobrar los salarios que se perciben en los clubes de Primera, son los convidados de piedra. En declaraciones que le formuló al sitio web Solo Ascenso, fue muy gráfico Javier Vatter, volante del club Comunicaciones: “Sentimos que es una falta de respeto, somos títeres en medio de una pelea de los dirigentes con AFA”.
El sindicato que lidera Sergio Marchi tiene la promesa de la comisión regularizadora para que los clubes se pongan al día en diciembre con sus representados. La AFA también adelantó que habrá sanciones para los incumplidores. Una política que jamás se aplicó en la historia de la asociación y que el fallecido Julio Grondona desacreditó con una de sus frases célebres: “Si estuviera sentado en la AFA y tuviera que ponerme una chapa y una gorra me voy”. No parece que ahora alguien quiera contradecirlo.
Otro problema grave que deviene de las relaciones contractuales entre clubes y jugadores es el de los acuerdos privados. Se firman en simultáneo y por separado bajo los siguientes enunciados: por el pago de la prima, derechos de imagen, resarcimiento patrimonial y hasta reconocimiento a la trayectoria. “Son salario encubierto”, reconoce la fuente que citó como ejemplo un litigio entre el arquero Mauricio Caranta y Boca. Aquel lo empezó cuando reclamó el pago de primas en dólares por cada año de contrato. Pero no estaban englobadas en el concepto de remuneración que las partes habían firmado en enero de 2007. Cuando se firman contratos de aquella naturaleza, hay un doble consentimiento.
En Agremiados dicen que “nunca convalidaron este tipo de contratos privados”. Confían en que “hay plata negra” porque es ahí donde entran en juego los representantes que a menudo cobran comisiones elevadísimas. Este entramado de relaciones comerciales –como las triangulaciones de pases por medio de clubes pantalla–, alimentan el pozo sin fondo a donde va a parar el dinero que pierden los clubes o el que deja de recaudar el Estado porque no se tributan impuestos. En ciertos casos, la experiencia indica que se aplica la ley penal tributaria por presunta evasión. Pero en muchos otros se pierde el rastro del dinero.
El presidente de la comisión regularizadora, Armando Pérez, dijo en agosto: “Si la AFA fuera una empresa, ya estaría en convocatoria de acreedores”. Sabe de qué habla. La que está en esa condición es Arca Distribuciones SA, el verdadero nombre de su compañía de venta directa más famosa, TSU Cosméticos. Cualquier banco de datos comercial corrobora esta información que se completa con una cantidad considerable de reclamos en su concurso preventivo.
En aquel momento, Pérez describió cómo había encontrado a la AFA: acreencias de 1.100 millones de pesos sobre los clubes, deudas de 500 millones, un descubierto de 24 millones, 700 juicios –la mayoría de los árbitros que contrata y a los que no encuadra legalmente como corresponde– y unos 50 millones de pesos de costo operativo mensual. Las cifras hay que refrescarlas ahora y compararlas con las del final de su mandato. Quizá salve la ropa o sea más de lo mismo que viene defenestrando. Se verá. Al ex presidente de Belgrano no lo critican solo sus pares del Ascenso, con quienes firmó un armisticio el viernes.
Juan Sebastián Verón declaró el día de la primavera que “después de la muerte de Grondona, la AFA se transformó en una anarquía, donde es difícil ponerse de acuerdo y hay un desgaste grande. Lo viví con el tema de la Liga. Pensé que iba direccionado a un lugar y me di cuenta que hoy el sillón es más importante que la gestión y la transformación”. Tal vez lo diga porque tiene buena información. Nicolás Russo, el presidente de Lanús, también es crítico y su sospecha va en la misma dirección que la de Verón: “Pérez se maneja sin darle cabida a los dirigentes. Además se quiere quedar en el cargo hasta después del Mundial de Rusia. Se lo pidió al presidente Macri en la Casa Rosada”.
La comisión tal vez necesite extender su mandato de un año porque son muchos los conflictos abiertos que quedan por delante. Antes de diciembre se viene el primero por la continuidad del Fútbol para Todos que el gobierno quiere suprimir y encontrará fuerte resistencia a esa medida por todo el país. Le seguirá otro por la discusión del nuevo estatuto de la AFA que le abrirá las puertas a las sociedades anónimas deportivas. Continuarán los juicios que habrá que levantar. También la desorganización de los campeonatos que no resiste más y exige cambios de fondo, como en Primera y la B Nacional donde Aerolíneas Argentinas rebajó el precio de los pasajes para que los planteles puedan viajar.
La lista sigue con el pago de las cuentas que, por el momento, depende en gran medida del Estado que conserva todavía los derechos televisivos del fútbol. Y en perspectiva, los dirigentes estarán obligados a resolver otros temas -con comisión regularizadora o sin ella-, como la presión del gobierno para instalar las sociedades anónimas deportivas, la actualización del convenio colectivo de trabajo de los futbolistas y normas básicas de transparencia y convivencia para que el fútbol sea más respirable.
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