DEPORTES › EN EL JUICIO CONTRA LOS BARRABRAVAS DE BOCA

La víctima acaba en prisión

Los hinchas de Chacarita cambiaron su declaración para no inculpar a los barras acusados y el Tribunal Oral decidió entonces procesar a uno de ellos por falso testimonio. Sospecha de acuerdo extrajudicial.

El juicio a los barrabravas de Boca dio un giro inesperado cuando el Tribunal Oral Nº 6 decidió la detención de un hincha de Chacarita, Daniel “Pajarito” Benedetti, por falso testimonio. Benedetti había sido agredido por algunos de los hinchas enjuiciados en aquel partido amistoso disputado en la Bombonera en marzo de 1999 entre Boca y Chacarita y en aquel momento denunció la agresión, una declaración que cambió ayer por la mañana, cuando fue llamado a declarar en el juicio, por lo que el tribunal ordenó su procesamiento, aunque luego lo liberó. Los testimonios abonaron la teoría de un acuerdo extrajudicial entre las partes para exculpar a los barras del cargo más grave, el robo, que podía ser penado hasta con 15 años de prisión.
El testimonio de Benedetti ante el Tribunal Oral Nº 6 fue tan confuso y contradictorio que los jueces parecieron ofuscarse, lo retuvieron en el interior del recinto judicial y, finalmente, decidieron denunciarlo ante otro tribunal, que podría condenarlo a penas de hasta diez años de prisión.
En la segunda jornada del juicio oral contra los barrabravas de Boca por el ataque en marzo de 1999 a sus pares de Chacarita, en la sala de audiencias comenzó a plasmarse un supuesto pacto entre agresores y agredidos. Los simpatizantes de Chacarita, entre ellos especialmente Benedetti, olvidaron los supuestos robos que habían denunciado a lo largo de la instrucción del expediente.
Por momentos balbuceantes y por otros con una terminología jurídica poco habitual en la jerga de tribuna futbolera, las presuntas víctimas relativizaron que en aquellos episodios hubieran sido víctimas de un robo.
Benedetti recordó que le “faltaron cosas” tras los episodios, pero varios artículos personales le fueron devueltos en el hospital Argerich, donde fue atendido por las lesiones producto de la agresión.
Sin embargo, en ese contexto reconoció que lo que le faltaba podía “haberse caído” en la refriega, y desmintió (pese a que lo había denunciado en el momento de la agresión) que le hubiera sido robado uno de los dos relojes que en algún momento del expediente dijo llevar ese día.
Los hermanos Pablo y Gustavo Iturres, también hinchas de Chacarita, coincidieron en reconocer que le faltaron elementos personales, pero no pudieron recordar cuáles e incluso trazaron como hipótesis que se pudieron haber caído accidentalmente. De esa manera favorecieron a los acusados.
El fiscal Diego Nicholson insistió reiteradamente en que se le leyera a los testigos lo manifestado ante el juez de instrucción para resaltar las contradicciones, pero esa pretensión chocó a menudo con la oposición de las defensas de los barrabravas y del propio presidente del Tribunal, Guillermo Iacobucci. Según la agencia Télam, un abogado penalista que presenció gran parte señaló que nunca había visto “víctimas tan consideradas con sus victimarios y un abogado querellante que actúa como si fuera defensor”.
José Monteleone, letrado de media docena de los imputados, anticipó que “si se cae la acusación por robo, quedarían sólo las otras dos. Pero a mi juicio están prescriptas, así que voy a desistir de mis testigos para ir directamente a los alegatos y pedir la absolución”, advirtió.

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Rafael Di Zeo, uno de los hinchas de Boca inculpados, dialoga con su abogado durante el juicio.
 
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