“Gracias por el apoyo. Esperamos que puedan ver a un gran equipo como ha sido y es Argentina”, fue la frase elegida por el entrenador de la Selección, José Pekerman, para despedir a las tres mil personas que presenciaron el entrenamiento a puertas abiertas que se realizó en la tarde del sábado en el estadio Adi Dassler, ubicado en el pueblo de Herzogenaurach. Mientras se escuchaban las palabras improvisadas del entrenador, amplificadas por un ocasional micrófono, otras dos mil personas abandonaban sus ubicaciones en algunas colinas aledañas, donde se habían instalado para presenciar la práctica y no tener que pagar entrada al complejo. Además, los jugadores le regalaron pelotas al público asistente. En cuanto a lo futbolístico, el ensayo no dejó demasiada tela para cortar porque el entrenador decidió que el día sea utilizado para realizar trabajos en el gimnasio, por la mañana, y para hacer fútbol en espacios reducidos, por la tarde.

Las novedades más importantes del día fueron las ausencias, por diferentes motivos, de los defensores Juan Pablo Sorin y Gabriel Heinze.

El defensor-volante de Villarreal ingresó al campo de juego junto al resto de sus compañeros, pero sólo trotó alrededor de la cancha e hizo algunos ejercicios con la pelota, a causa de una contusión en su tobillo derecho. El zaguero de Manchester United se recupera de un golpe y sólo realizó trabajos de fuerza en el gimnasio junto al kinesiólogo del plantel. “Heinze no entrenó sólo por precaución”, preció Gerardo Salorio, uno de los preparadores físicos de la Selección, en diálogo con la prensa.

“Estoy completamente recuperado de la lesión en la rodilla y podré disputar el primer partido. Ahora puedo volver a sonreír, trabajé mucho y duro para estar restablecido a tiempo para el Mundial”, remarcó Heinze, quien en septiembre pasado había sufrido la rotura de ligamentos en un partido de Liga de Campeones entre su club y Villarreal, de España.

Para el resto de los jugadores, Pekerman decidió que realizaran un trabajo de fútbol en espacios reducidos, que consistió en varios partidos informales entre tres equipos. Con chalecos rojos, se alinearon Abbondanzieri, Ayala, Milito, Riquelme, Me-

ssi, Palacio y Crespo; mientras que con camisetas amarillas estuvieron Franco, Scaloni, Coloccini, González, Saviola, Aimar y Cruz. El grupo con chalecos azules fue el último en ingresar al campo y estuvo formado por Ustari, Burdisso, Cufré, Mascherano, Cambiasso, Maxi Rodríguez y Tevez. El equipo que debía esperar su turno para jugar aprovechaba para realizar algunos trabajos de definición. Los rojos ganaron el triangular al imponerse 5-3 a los otros dos equipos. Messi, Crespo y Palacio anotaron tres tantos cada uno, mientras que Riquelme marcó el restante.

Luego de la práctica, el arquero de Boca, Roberto Abbondanzieri, remarcó que se siente “muy bien” y con “mucha confianza” para jugar el Mundial. “Estoy muy bien, con muchísima confianza, ya tengo muchos partidos en la Selección y estoy habituado a ella”, puntualizó. Al ser consultado por algunas críticas que recibió en los últimos tiempos, el arquero se limitó a responder que “es imposible formar los once que le gustan a la gente”.