La batalla de la Fórmula 1 2007 entre Ferrari y McLaren es tan cerrada que podría decidirse en los pequeños detalles. En el equipo italiano, por ejemplo, están preocupados porque en el circuito de Montecarlo, escenario del próximo GP de Mónaco, no han contado con un coche competitivo para una vuelta rápida de clasificación y eso puede ser crucial en un campeonato en el que, hasta ahora y con cuatro Grands Prix disputados, ganó siempre el que emergió como líder de la primera curva de la carrera.

En efecto, como si las competencias de F-1 no fueran más que formidables picadas de 500 a mil metros en lugar de sendas exigencias superiores a los 300 kilómetros, Kimi Raikkonen (en Australia), Fernando Alonso (en Malasia) y Felipe Massa (en Bahrein y España) conquistaron la victoria después de haber liderado a través de la primera curva de la carrera. Las tres victorias de Ferrari se consolidaron desde la pole-position; la del español de McLaren resultó después de haberle arrebatado la punta a Massa en la larga acelerada hacia la primera curva.

Pero teniendo en cuenta las características del circuito monegasco, básicamente con el mismo dibujo y la misma anchura de pista desde su pretérita inauguración en 1929, la necesidad de salir victorioso de la curva inicial está íntimamente relacionada con la posibilidad de conquistar el mejor tiempo de clasificación: la segunda condición parece ser imprescindible para lograr la segunda.

Es por eso que, pese al rendimiento conseguido por sus autos en lo que va del torneo, un rendimiento marginalmente superior al de los coches ingleses, en Ferrari están preocupados por el próximo Grand Prix, porque podrían no estar a la altura del glamour de la carrera por lo menos en lo que a ritmo de vuelta rápida se refiere.

Ferrari no produce un coche esencialmente veloz para los cordones monegascos desde hace por lo menos un lustro, una realidad admitida en el propio seno de la escuadra: de hecho, la casa italiana no gana allí desde 2001 y la victoria en Mónaco depende fuertemente de las posiciones de partida: basta recordar la grosera maniobra que Michael Schumacher pergeñó en la clasificación del GP del año pasado, simulando un despiste (¡a 16 km/h según la telemetría!) para que Fernando Alonso se viera obligado a levantar el pie del acelerador a causa de las banderas amarillas cuando estaba a punto de quedarse con la pole-position.

Para tratar de quebrar la racha, Ferrari ensaya desde ayer en el circuito de pruebas de alta tecnología de Paul Ricard (propiedad de Bernie Ecclestone, en el sur de Francia), que entre sus 51 posibles configuraciones permite encontrar una lo suficientemente trabada como para simular el circuito de Montecarlo. El objetivo es sacar el máximo rendimiento de las cubiertas durante una vuelta con los tanques a medio llenar en función de la carrera del próximo domingo 27.

Pero las pruebas no comenzaron bien: el británico Lewis Hamilton, el líder del torneo, fue el más veloz ayer, les sacó casi un segundo al escolta, Ralf Schumacher (Toyota) y casi un segundo y medio al propio Massa. Hamilton probó, además, las gomas que se utilizarán en Mónaco.

El otro dato preocupante para Ferrari es la confiabilidad de sus autos: la F2007 se ha roto mucho más a menudo que el MP4/22 de McLaren. Los problemas de caja que Massa sufrió en Australia o la rotura de la suspensión del coche de Raikkonen en España lo prueban. Y el equipo admite que “en la búsqueda de soluciones más agresivas hemos pagado el precio de la confiabilidad, que es algo que no nos deja contentos”, como declaró el ingeniero Luca Baldisserri, jefe de operaciones en pista de Ferrari a la Gazze-tta dello Sport. Es lógico pensar que, para lograr una ganancia mínima de performance sobre McLaren, Ferrari sacrifique salud mecánica, pero Mónaco es el circuito que más caro cobra las flaquezas en ese rubro. Otra razón más de los italianos para preocuparse.