Boca cambió poco pero mejoró mucho. El equipo de Miguel Angel Russo jugó sin enlace y su juego fue más dinámico y fluido que en las últimas fechas. Con goles de Cardozo, Palacio y Palermo, de penal, superó claramente a un Racing tibio y alcanzó a Lanús en la punta del torneo. En la larga previa, Russo probó, analizó y finalmente decidió mutar el esquema clásico y jugar sin enlace. En la cancha, le dio resultado: llevó siempre las riendas del partido y tuvo tramos de buen fútbol. Comenzó a forjar la victoria desde la actitud. Salió a jugar como una final. Cada pelota dividida era ganada por los de Russo que además doblegaban en la marca a los jugadores de Racing, que comenzaron dormidos, quietos, mirando el partido.

El juego de Boca era mucho más fluido. Ibarra y González trepaban por derecha y lastimaban; Banega administraba el juego, pisando la pelota y mirando a los costados; y Palacio imponía su velocidad. Ante este panorama, la salida del enlace generó que Racing no tuviera referencia en la marca y que Boca rotara a sus jugadores y consiguiera sorpresa, con Neri Cardozo y Alvaro González.

La salida de Sava, por lesión, acomodó un poco las cosas y metió en el partido al equipo local. Allí Costas optó por el ingreso de Salcedo –mediocampista paraguayo que se recostó por la izquierda– y soltó a Arrieta, quien comenzó a pesar en el juego. Así Racing comenzó a llegar.

Primero lo tuvo Cabral de cabeza, pero su remate se fue pegado al travesaño. Luego Arrieta de volea, de zurda, pero Caranta lo evitó.

El segundo tiempo empezó igual que el primero: Racing dormido, Boca bien despierto. Movió la pelota Racing, pero inmediatamente se la robó Boca. Morel la tomó y buscó a Cardozo que encaró en diagonal de izquierda al centro, la peleó ante el cruce de dos defensores y cuando vio el hueco, sacó un buen derechazo que se metió en el ángulo izquierdo del correntino Navarro.

Con la ventaja, Boca agrandó las diferencias en el juego. Battaglia y Banega esta vez no se molestaron, sino que se complementaron. Sólo debían unir dos o tres pases seguidos para filtrar una defensa de Racing totalmente permeable.

Palermo, de cabeza, tuvo el segundo tras un centro preciso de Cardozo, pero Navarro, bien parado, se quedó con la pelota. En la siguiente jugada, elaboró el ataque y tuvo su premio. Battaglia la empezó, Palermo pivoteó y cedió de taco para Neri, éste buscó a Palacio, quien como siempre hizo estéril el intento de la defensa de Racing de dejarlo en posición adelantada, y definió ante la salida del arquero.

Ese tanto de Boca, además de sentenciar el juego, marcó lo que fue el equipo: sólido en defensa, dinámico en el medio y práctico arriba.

Algunas cosas para subrayar. Banega y Cardozo volvieron a su buen nivel. El mediocampista central había sido muy cuestionado tras la roja contra River y ayer no alteró su esencia, siguió teniendo la pelota –a veces de más– y mostrándose siempre como opción de pase. El mendocino, otro que siempre es criticado, aportó el desequilibrio de siempre pero agregó serenidad en algunas jugadas para decidir correctamente. Además, Battaglia fue el líder que necesita, la defensa nunca tuvo inconvenientes y sus dos delanteros marcaron. Así, este Boca es otra cosa. Cambió poco pero mejoró mucho.