Estudiantes sigue aferrado a la cima del torneo. El equipo platense hilvanó su tercera victoria consecutiva al derrotar 5-2 a Newell’s, que continúa luchando por mantener la categoría. Con un juego sólido y un planteo audaz, el ganador basó el triunfo en la movilidad que tuvieron sus tres delanteros.

El desarrollo del juego tuvo un factor preponderante desde el principio, porque Estudiantes se puso en ventaja cuando apenas se jugaban dos minutos. Moreno y Fabianesi convirtió el primer gol del partido, definiendo desde la puerta del área chica, luego de una habilitación de Piatti. A partir de ahí, los rosarinos tuvieron que adelantarse hacia el campo rival, para tratar de inquietar al arquero Andújar.

Pero cuando Newell’s no podía encontrar los caminos, en un error de su rival encontró la igualdad. El paraguayo Salcedo definió de derecha dentro del área, luego de recibir la pelota de un compañero, que la recibió de Braña. El ex Quilmes intentó despejar y terminó habilitando al adversario. Estudiantes no se replegó y siguió buscando en el área de Villar. Esa insistencia tuvo su premio en el final de la primera etapa, exactamente a los 37 minutos, cuando Maggiolo marcó el segundo gol. El delantero definió luego de recibir la pelota por un rebote en el arquero, quien intentó atraparla tras un zurdazo de Piatti.

El segundo tiempo también ofreció puntos determinantes rápidamente. Primero Salcedo desperdició una buena oportunidad para lograr la igualdad, rematando al lado del palo, y cuatro minutos después, a los ocho, Salgueiro convirtió el tercero para el local. El uruguayo recibió la pelota de Maggiolo y el arquero Villar llegó a tocar el tiro pero no pudo evitar la caída de su arco.

En el final volvió la emoción para modificar el resultado. Piatti convirtió el cuarto del local con un gran zurdazo, de media vuelta. Dos minutos después, Donnet descontó con un preciso tiro libre, para ubicar la pelota en el ángulo izquierdo de Andújar. Pero faltaba otro gol de una de las figuras, Piatti, en un anticipo al arquero, para marcar el quinto y decretar la fiesta en el público platense, que mira a todos desde arriba.